Ex casados

Crítica de Pedro Squillaci - La Capital

Una comedia entretenida y previsible

“Ex casados” es una comedia que entretiene gracias al carisma y la calidad interpretativa de Jorgelina Aruzzi y al logrado desempeño de Roberto Moldavsky quien, pese a debutar en el cine, no desentona en esta historia dirigida por Sabrina Farji. El problema de la película es que es previsible. Y da la sensación desde las primeras escenas que el final será color de rosa. Esto se debe a ciertos personajes estereotipados que, más allá de que por momentos son efectivos, le quitan matices a una historia de desgaste matrimonial, filmada con cuidada producción dentro de cierto convencionalismo del cine de la industria. Sonia y Roberto son una pareja que tiene naturalizada la convivencia entre un marido machirulo y exitoso con una mujer ninguneada. Hasta que Sonia patea el tablero y anuncia que se quiere separar en medio de su propia fiesta de cumpleaños. A partir de ahí empieza la batalla, también muy subrayada. La historia salta en el tiempo y ella se enamora de un abogado más joven y de México (Michel Noher) y él con una actriz súper top (Liz Solari), a quien dirigirá en su película que promete ser exitosa. Pero en el momento de mayor enfrentamiento, Sonia atropella con el auto a Roberto y deberá cuidarlo en su rehabilitación un poco por culpa, otro poco porque la actriz de moda tiene obligaciones “profesionales”, y otro poco porque el amor es más fuerte. Quizá allí está la bandera que levanta la directora con mayor vehemencia, y es válida. Porque más allá de cierta proclama feminista y la conversión de un machista furioso, “Ex casados” sostiene que el amor de una pareja, cuando está cimentado en un vínculo sólido, no se desintegra en la primera tormenta.