Este es el fin

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

De orgía hasta que se acaba el mundo

Los primeros dos actos de "Este es el fin" están al borde de lo genial: una serie de actores como Seth Rogen, Jonah Hill, Danny Mc Bride o Jay Baruchel se reúnen en una gran fiesta en la casa de otro actor, James Franco, preparados para una juerga descomunal lindante con lo orgiástico, cuando en medio del desmadre se detona nada más y nada menos que el fin del mundo.

Las cosas que suceden en los primeros 20 minutos son inenarrables, y en realidad las que pasan después, también. Sólo que después de un comienzo tan contundente es difícil mantener el nivel de una película, sobre todo si ese principio está jugado en un plano masivo, con cientos de extras, más celebrities e impresionantes efectos especiales, y luego el resto se reduce a las dimensiones más modestas de una comedia negra-terrorífica de bajo presupuesto que basa casi toda su gracia en los enredos y malentendidos entre los actores protagónicos, que finalmente salen ilesos del apocalipsis exterior en la casa de la fiesta junto a su dueño de casa.

Aquí es donde la película tambalea seriamente, con gags que no sólo hacen perder el hilo de la trama, sino que son excesivamente largos; por ejemplo, los intentos del elenco cautivo del Armagedon por tratar de filmar una secuela de una de sus comedias más exitosas, o la confusión posterior a una sobredosis masiva de éxtasis. Este tipo de escenas pueden ser graciosas en sí mismas un par de minutos, pero en realidad lucen como relleno en medio de un concepto más original con más de una deuda a ideas de los films de "Harold & Kumar"- que recién hacia el desenlace vuelve a tomar la buena senda valga la redundacia, ya que se trata de un film sobre el Juicio Final.

Entre lo mejor del film, aparte del magnifico principio, se puede mencionar una aparición ultraviolenta de Emma Watson la chica de "Harry Potter"- armada con un hacha, y un film dentro del film titulado "El exorcismo de Jonah Hill" cuyo titulo lo dice todo. Más allá de esta posesión satánica, el gordito de "Supercool" se roba cada escena donde aparece.