Espejito, espejito

Crítica de Alejandro Franco - Arlequin

Hablando de bodrios sobreproducidos (o películas malas protagonizadas por Arnie Hammer)... Espejito, Espejito es una versión modernizada del cuento de Blanca Nieves, historia clásica si las hay y cuya máxima versión le corresponde a la animada por Disney en 1937. Pero la de Disney no ha sido la única y, cada tanto, Hollywood se da maña para regurgitar alguna que otra. La versión Disney hizo el trabajo de marketing por el cual el nombre es ultra conocido en todo el mundo y, como el cuento de los hermanos Grimm está en dominio público, es facil subirse al carro y armar su propia versión - algo similar a lo que ocurre con Drácula, Frankenstein y otros tantos personajes cuyas reversiones saturan y hastían, pero que se siguen produciendo simplemente porque se tratan de marcas reconocidas a nivel mundial por las cuales no se paga un centavo de derechos de autor -. No hace mucho tuvimos la excelente Blancanieves y el Cazador (2012), pero han existido otras de diversa calidad como todo lo que crece en la viña del señor. Y, definitivamente, la de Tarsem Singh no pasará a la historia como una de las mejores.

El problema es el tono y el casting. Julia Roberts no es la mujer mas bella del mundo ni la primera opción que se me hubiera ocurrido para el papel - algo que no tenía discusión con el casting de Charlize Theron en Blancanieves y el Cazador -. Tampoco Lily Collins - con esas cejas en forma de ferrocarril -, aunque debo admitir que es simpática y tiene su carisma. Y por último el rey de los palurdos Arnie Hammer, el cual no ha calzado bien en ninguno de los papeles que le conozco. Por lo menos Hammer se redime en una escena de 5 minutos en donde cae bajo el hechizo de la Roberts y se cree un perro - y, por lejos, debe ser lo mejor del filme -.

Pero si el casting es discutible, peor es el tema del enfoque. Es tan camp que parece un episodio extendido de Batman 1966. Todos sobreactúan, hablan con coloquialismos modernos - "el principe parece un chango sudado"; "esto es lo que está a la moda" - y el clima de credibilidad se diluye porque nadie parece tomarse en serio la trama. ¿Alguien cree por algún momento que la reina destila amenaza o que la Collins corre serio riesgo de muerte?. Ni siquiera la bestia que habita en los bosques - y que supone el enfrentamiento final de Blancanieves - asusta, ya que parece un monigote hecho con pedazos de muñequitos Kinder.
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Desde ya la puesta en escena de Tarsem Singh - La Celda - es exquisita; el lujo abunda y la paleta de colores es sublime; también hay un par de ideas interesantes como la de transformar a los enanos en forajidos que viven en los bosques. Lástima que el contenido es mediocre y que no esté a la altura de las circunstancias. Modernizar un clásico no significa convertirlo en una comedia tipo las de Adam Sandler. Acá el vestuario, los decorados y el cast flotan en un libreto mal escrito, bobo y caprichoso, el cual arruina todo el potencial de la obra. Blancanieves y el Cazador tampoco es un clásico pero, al menos, le daba un enfoque distinto e intentaba hacer algo interesante ... algo que aquí no ocurre y lo cual no sería tan grave si al menos los chascarrillos tuvieran gracia.