Entre viñedos

Crítica de Cristian A. Mangini - Fancinema

TETRA CON SODA

Mientras uno ve esta película, casi se desliza una posible forma de que sea más disfrutable: olvidar, desaprender, borrar de la memoria todo relato dramático en cualquiera de sus formatos, incluso aquellos más vulgares como telenovelas o cualquiera de sus esbirros. Entre viñedos de Cédric Klapisch es sosa y previsible, con personajes tan complejos como un tetra brick, pero de alguna forma es a través de sus encuadres que entendemos que esto no es un melodrama televisivo. Y sin embargo esa salvedad no alcanza para enmascarar un relato sin vuelo y prolijo, pero en el peor de los sentidos posibles, aquel que se refugia en la mediocridad para no apostar a un mínimo riesgo. Tampoco ayuda demasiado que estemos frente a un film de 113 minutos al que todo lo que mencionamos anteriormente le afecta porque casi podemos visualizar el final en el minuto 20. En definitiva, la crítica podría terminar acá porque este primer párrafo anuncia lo que pienso de la película con la misma efectividad que esos primeros 20 minutos anuncian el final de Entre viñedos. No hay sorpresas.

Pero bueno, quienes quieran seguir leyendo deberían saber que la película cuenta cómo tras diez años de ausencia, Jean (Pio Marmai) vuelve a la finca de su padre tras hacer un viaje de mochilero y dar la vuelta al mundo. El motivo de su retorno es que éste se encuentra gravemente enfermo, pero la reunión con sus hermanos está cargada de afecto y rispideces porque, bueno, si te fuiste tanto tiempo a recorrer el mundo y apenas diste noticias de tus viajes tiene lógica. También lo tiene si en ese lapso no llamaste cuando murió tu madre. En fin, a pesar de todo Juliette (Ana Girardot, que se la puede ver en la interesante Les Revenants) y Jeremie (François Civil) terminan conviviendo y compartiendo sus diferencias, encontrando que es un lazo más fuerte que el paso del tiempo (y si eso suena cursi, es porque la película en verdad lo es). Como es de esperarse, el proceso de la producción del vino cumple un papel fundamental en este vínculo, ya que es la marca y el legado que les ha dejado su padre, algo que vemos sobre explicado en reiterados flashbacks. Esencialmente ese es el drama, en el transcurso del film vemos cómo los hermanos deben enfrentarse a distintos escenarios: Jean dejó su familia en Australia y aún no puede definir su relación, Jeremie está casado pero tiene serios problemas de convivencia con su suegro, que resulta un tanto invasivo, y Juliette, bueno, en los primeros minutos parecía tener una subtrama romántica pero por alguna razón eso no se desarrolla nunca y aparece, en un reparto de personajes chatos, como el subsuelo.

En definitiva, resta sumar más palabras, Entre viñedos no es una película horrorosa pero atravesar sus 113 minutos se hace una tarea titánica. No hay en esta enorme vacuidad fílmica demasiado para rescatar, salvo una leve instrucción en torno al mundo vinícola, del cual ya hay mejores referentes en el cine.