Entourage la pelicula

Crítica de Ezequiel Boetti - Otros Cines

Otra muestra de cine ombliguista

La película basada en la serie de HBO termina validando los peores lugares comunes sobre la industria de Hollywood.

A estas alturas nadie puede sorprenderse demasiado con una película (de y) sobre Hollywood. Mucho menos si ella retrata a los distintos componentes de su industria como una serie de personajes con vidas tan lujosas como vacías, hombres y mujeres compuestos por partes iguales de vanidad, lujuria y egolatría. Sobre esto hablaba la serie Entourage, emitida durante ocho años (2004-2011) en HBO, y también, claro, su adaptación a la pantalla grande.

El film retoma la historia de Vincent Chase (Adrian Garnier), uno de esos galancetes juveniles populares y renombrados en el gossip, y su grupo de amigos de la infancia devenidos en parte de su séquito laboral (su representante, su chofer y hermano actor) cuando el primero quiere dar el gran salto ocupando el rol del director, algo que su ex agente devenido en CEO de un estudio no ve con buenos ojos, hasta que empieza a hacerlo. El problema es que Chase se pasa del presupuesto y deberá incluir en la arquitectura financiera el dinero de un magnate cuyo hijo quiere involucrarse en el proceso creativo.

La película acompañará el derrotero de Chase en su flamante participación en el submundo de la producción, dando paso a varios cameos de actores renombrados (desde Jon Favreau y Liam Neeson hasta Mark Wahlberg y Jessica Alba). Habrá, como en Polvo de estrellas y la aquí inédita The Canyons, de Paul Schrader, por nombrar a dos films recientes, una buena dosis de bilis y crítica a un universo cada día más preocupado por los números que por las películas en sí.

El problema del film de Doug Ellin es que a lo anterior se le suma una mirada sobre la cotidianeidad de Chase. La preocupación del entorno por el sexo, la imagen y la percepción del otro es una validación de los peores lugares comunes sobre la vida en Hollywood, convirtiendo a los personajes menos en personas que en caricaturas de sí mismas y limitando a la película a una (otra) muestra de cine ombliguista.