Enamorado de mi mujer

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Al personaje principal de esta comedia (Daniel Auteuil) le pasa como a Rogelio, el hombre que pensaba demasiado, la memorable historieta de Landrú. Frente a una criatura celestial no deja de pensar e imaginar todo tipo de maravillosas situaciones con ella entre sus brazos. Apenas la conoció, ya enloqueció. El problema es que se trata de la nueva novia de su amigo (Gerard Depardieu), con quien ambos están cenando en casa del primero (y de su esposa), y que el infeliz soñador debería estar más atento a la conversación (precisamente, así es como Rogelio terminaba metiendo la pata).

Hay otro problema. La dueña de casa era amiga de la novia anterior, así que ella también imagina cosas (pero no demasiado agradables) sobre la nueva. Lo interesante es que, de a poco, imaginación y realidad se confunden, tanto en la cabeza del protagonista como en la mirada del espectador, que hasta puede sospechar algún anticipo favorable a nuestro antihéroe.

Retrato de viejos verdes medianamente controlados, juego amable de la vida conyugal y la famosa hipocresía de los buenos burgueses, “Enamorado de mi mujer” adapta con habilidad una pieza teatral de Florian Zeller, “L’envers du décor”, algo así como el revés del decorado. Zeller mismo hizo la adaptación cinematográfica. Intérpretes gloriosos Auteuil, Sandrine Kiberlain, Depardieu y la divina Adriana Ugarte (“El tiempo entre costuras”). Director, el propio Daniel Auteuil, que acá ofrece un pasatiempo de verano, pero ya ha dirigido tres películas de mayor peso, sobre otros tantos clásicos de Marcel Pagnol: “La hija del pocero”, “Marius” y “Fanny”. Ahora está terminando “César”, y en cualquier momento se larga con “La mujer del panadero”. Maestro.