En la cuerda floja

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

Flojas la cuerda y la película

Aún está en cartel una película donde el vértigo juega un papel importante. Es "Everest", que le agrega un enorme dosis de dramatismo a las escenas de alpinismo, dado que cuenta la historia verídica de una expedición que terminó en desastre, además de describir con profundidad las obsesiones de sus personajes, explicando las motivaciones que los llevan a arriesgar la vida escalando la montaña más alta del planeta.

"En la cuerda floja" también cuenta una historia real en la que el vértigo es el atractivo principal. Joseph Gordon Levitt es Philippe Petit, un francés delirante obsesionado por hacer malabarismos a gran altura, trepándose ilegalmente a cualquier monumento o edificio alto que tenga a mano. Y su gran hazaña fue caminar en un cable en lo alto de las dos torres del World Trade Center.

La película dura dos horas, y realmente durante más de la mitad de la proyección Zemeckis aburre contando una historia anodina y sin aportar nada interesante sobre la vida del personaje y los inicios de su plan para hacer su acto en el cielo de Manhattan. Hay atractivas canciones pop y una buena actuación de Ben Kingsley como el maestro del malabarista, y un intento de narrar la película como si se tratara de un film de suspenso, sólo que con la tensión tan floja como la cuerda a la que se refiere el título. La pesada narración en off al estilo "Forrest Gump" tampoco ayuda mucho.

Para que la película tenga sentido hay que esperar, lógicamente, a la segunda mitad, donde los preparativos del evento van sacando al espectador de su sopor, hasta una media hora final realmente excepcional filmando la caminata en cuestión desde todos los ángulos posibles, incluyendo vertiginosas tomas subjetivas del protagonista. Si estas imágenes notables, filmadas por el talentoso Dariusz Wolski redimen o no el conjunto del film, ya es algo que depende del gusto de cada espectador.