En defensa propia

Crítica de Pedro Squillaci - La Capital

Esta película ya la vi

Difícilmente “En defensa propia” sea de esas películas que queden en la memoria del espectador. Por momentos es mucho menos que un chicle, porque los Bazooka al menos dejan un gustito a fruta en la boca. Esta es la historia de Will (Hayden Christensen), un empresario ocupadísimo que al ver que su hijo Dany (Ty Shelton) sufre bullying en la escuela decide llevarlo a cazar ciervos, en una supuesta iniciación a la hombría. Will no tiene mejor idea que llevarlo a su pueblo natal, allí donde su padre, desaparecido en circunstancias extrañas, lo contactó con la naturaleza, con la caza, y aceitó el vínculo familiar entre ambos. Miller quiso utilizar la trillada la máxima “pueblo chico-infierno grande”, pero no lo logró. Le salió un relato poco claro, pretencioso, plagado de lugares comunes y encima con actuaciones flojas en escenas menos creíbles todavía. Como caballito de batalla disfrazó de villano a su actor fetiche, el ex “Duro de matar” Bruce Willis, que ya lo había tenido en sus filas en “El gran golpe”. Pero Willis ya no es lo que era, si alguna vez lo fue, y su rol de policía justiciero primero y corrupto después luce desdibujado, forzado, sin matices. El nudo del conflicto se dispara cuando secuestran a Dany en medio de la cacería de ciervos, porque fueron testigos de algo que no deberían haber visto. En ese intríngulis Will matará a una persona para salvar la vida de su hijo, sin saber que su víctima es un policía, lo que dará inicio a otro problema más. La película se torna chata, nunca atrapa al espectador y tiene toda la onda de las películas de “Sábados de Súper Acción”, cuando se miraba tele para matar al hastío. Con la diferencia que en aquellos años estaba todo por descubrir. Y acá es todo tan visto y repetido que aburre.