En defensa propia

Crítica de Mex Faliero - Fancinema

CONTEMPLEMOS LA CAÍDA DE BRUCE WILLIS

Un pibe sufre bullying y su padre, un tipo que trabaja en el ámbito financiero en Nueva York, cree que lo mejor para que forje carácter es llevarlo al bosque para que aprenda a cazar. Puede parecer un poco ridículo, pero sabemos por las películas -y por la realidad- que la sociedad norteamericana tiene una relación bastante particular con las armas. En pleno aprendizaje de la cacería, el padre y el hijo son testigos de un crimen y terminan involucrados en una trama policial que incluye a policías corruptos. Es el comienzo de un thriller rural, de esos en los que la violencia es una suerte de canalizador de los traumas y las taras de la humanidad. Tal vez En defensa propia cuente con elementos trillados, pero no debería ser atenuante para impedir el buen entretenimiento. Sin embargo la película de Steven C. Miller nunca alcanza la verdadera profundidad que el marco sugiere y por el contrario se contenta con ser un film lineal, plagado de giros que abundan en decisiones estúpidas por parte de los personajes y un guión incongruente que juega a un misterio que se adivina a los cinco minutos.

Pero En defensa propia es también la confirmación de un par de presunciones. La primera y fundamental es que Hayden Christensen es uno de los actores más inexpresivos que ha pisado el suelo hollywoodense: actor sin alma ni pizca de carisma, desde su aparición estelar en aquel Episodio II de Star Wars, su presencia es sinónimo de tedio y de no poder conectar nunca con los personajes que interpreta. Pero en segunda instancia, y aún peor, es que asistimos a una nueva demostración de cómo Bruce Willis está destrozando su carrera con evidente saña. No es sólo la aparición repetida en películas flojas o fallidas, sino que además ha dejado de estar en el centro y ya ni siquiera es convocado por los directores más interesantes. Su presencia, otrora garantía de cierta solidez para interpretar a tipos duros con carisma, se viene diluyendo en una serie de thrillers mediocres que no generan el más mínimo interés. Tal vez el bueno de Bruce en algún momento retome la senda, pero por el momento parece que estamos condenados a verlo en estas películas que le quedan decididamente chicas a su figura puramente cinematográfica.

En defensa propia ni siquiera tiene la sabiduría como para reconvertirse en un film autoconsciente y encima dilapida las posibilidades de un subgénero (el policial rural) que suele tener buenos resultados en el cine norteamericano, como lo demostró este año la notable Viento salvaje.