Empleadas y patrones

Crítica de Diego Lerer - Clarín

Arriba y abajo

Coproducción centrada en una difícil relación.

Empleadas y patrones es un acercamiento a la relación siempre extraña que se da entre patrones y empleados domésticos. El documental ambientado en Panamá, un país con muchas diferencias culturales específicas con el nuestro, muestra que hay circunstancias (acusaciones, recelos mutuos, etc.) que se repiten, al menos, en toda América latina. Mientras que en otros puntos las cosas no son tan similares.

El realizador panameño Abner Benaim cuenta a partir de muchos testimonios las vicisitudes a las que se enfrentan ante este particular contrato que deviene en relación personal. Los patrones hablan de la inoperancia de algunas empleadas, de su falta de rigor y/o seriedad, de que roban, de que no hacen bien las tareas y, en algunos casos, de otras que han sido “fieles” compañeras de una familia durante décadas.

Las empleadas, por su parte, aportan desde denuncias por maltratos, abusos y falta de pago hasta anécdotas de patrones exigentes, pasando por algunos casos de empatía mayor -los menos- en los que parecen sentirse parte de la familia.

Tal vez las costumbres panameñas hagan que la experiencia no sea del todo representativa aquí, donde la relación entre dueños de casa y personal doméstico cubre espectros más amplios de clase y genera hábitos menos tradicionales que los que se ven en el filme.

Los tópicos pocas veces sorprenden y, en sus mejores momentos, aparece cierta emoción ante una anécdota dolorosa (de muerte, de abuso, etc.) o surgen las risas ante una historia simpática. A lo largo de 64 minutos, esta coproducción panameño/argentina se ve con ligereza. No mucho más, ni mucho menos, que eso.