Elsa y su ballet

Crítica de Juan Carlos Fontana - La Prensa

Mujeres mayores muy divertidas

Elsa Agras es una ex bailarina y coreógrafa, que tuvo entre sus numerosas maestras a María y Angeles Ruanova, pero sus padres le prohibieron subir a un escenario, lo mismo que tener como pareja a otro bailarín.
Con los años Agras, que hoy tiene algo más de setenta años, pensó que la edad no era un impedimento para enseñar danza a otras mujeres como ella, que a pesar de la edad, conservaban un espíritu joven y la necesidad de divertirse y querer moverse.

Con esta idea formó el "Ballet 40-90", que ya cumplió varias temporadas y hacen varias presentaciones por año en distintas salas y escuelas de danza de nuestra ciudad.

ENSAYOS E ILUSIONES

El director Darío Doria en su documental intenta acompañar a este grupo de mujeres en sus ensayos, sus equivocaciones, sus ilusiones y lo que ocurre en el tiempo previo a la prepación de un show.

Elsa Agras es la líder, lógicamente, del equipo de mujeres, a las que les exige con el entusiasmo de una maestra que no perdona el mínimo equívoco.

Su cuerpo de baile está conformado por amas de casa, profesionales, abuelas y madres que dedican un tiempo a entrenarse y preparar cada año un nuevo espectáculo.

El humor es uno de los grandes aliados de las coreografías que prepara Elsa Agras y sus chicas y eso contagia al público su entusiasmo, que se divierten al ver a ese grupo de mujeres, que dedican bastante tiempo a confeccionar su propio vestuario y a ensayar una y otra vez esas coreografías, adaptadas al nivel que cada una tiene.

El filme conmueve a partir de la sencillez con la que está contado y resulta admirable en el entusiasmo que ponen esas mujeres, muchas de ellas abuelas, en querer bailar bien para sus nietos, o sus hijos y además verlos sonreír al descubrirlas en el escenario.