El último pasajero: la verdadera historia

Crítica de Ezequiel Boetti - Otros Cines

El hotel de los fantasmas

El último pasajero (la verdadera historia) se estrenó en el BAFICI del año pasado, pero bien podría haber sido parte de la última edición. Es que, como varios exponentes de la Competencia Argentina (Al centro de la Tierra, Victoria, Guido Models), el del francés radicado en la Argentina Mathieu Orcel es un documental centrado en los avatares de un personaje cargado de particularidades.

En este caso, las de Eduardo Gamba pasan por un pasado como trabajador del Boulevard Atlantic Hotel de Mar del Sur, construido a fines del siglo XIX para competirle a la por entonces pujante ciudad de Mar del Plata y cerrado definitivamente a comienzos de los ’90, y un presente que lo tiene como único habitante de la fantasmagórica y derruida edificación. En carácter de qué es otra cuestión, ya que Gamba asegura ser el único dueño, mientras que el resto de los lugareños afirman que en realidad no, que es cierto que trabajó allí durante décadas, pero que hoy es un mero usurpador.

Orcel recupera la historia maldita del Boulevard Atlántico (incendios, vaciamientos, usurpaciones, muertes) a través de distintos testimonios, al tiempo que acompaña a su objeto de estudio durante una rutina repleta de soledad y vacío, pero también cargada de los mitos, fábulas y anécdotas de veracidad incomprobable que les narra a los distintos visitantes durante los tours que él mismo comanda ¿Cuánto hay de auténtico en la historia de Gamba? Difícil saberlo, ya que el propio film parece cuestionar constantemente su subtítulo entre paréntesis, dejando de lado la potencialidad de lo que realmente fue para, en cambio, complejizar a un protagonista que, quizás, sea consecuencia de su propia película.