El silencio del puente

Crítica de Miguel Frías - Clarín

Historia de dos ciudades

Tres historias de vida, en torno del puente que une Posadas y Encarnación, dan cuenta de un precario estado social y jurídico.

No es raro que Eduardo Schellemberg, realizador de este documental centrado en tres historias en torno del puente San Roque González de Santa Cruz (que une Posadas con Encarnación, Paraguay) haya trabajado en investigaciones periodísticas para televisión.

El silencio del puente tiene un contundente trabajo de campo y ritmo vertiginoso. También, virtudes cinematográficas, y secuencias que revelan y rebelan. Aunque el principal mérito del Schellemberg sea mostrar, a través de apenas tres personajes, un microcosmos fronterizo que nada cuesta imaginar como cosmos a secas. Cierto estado de situación: social, jurídico y político.

Con ritmo sostenido, generando empatía, la cámara nos hace acompañar a Aurora Lucena, viuda de un gendarme que murió en circunstancias poco claras debajo del puente; a Eduardo Petta, ex fiscal paraguayo que investigaba delitos en la zona hasta que fue degradado a jefe de la policía caminera (a la que él considera corrupta); y a Ricardo de la Cruz Rodríguez, abogado de Posadas que defiende a paseros (los que cruzan mercadería, no siempre de un modo legal, de una ciudad a otra) con argumentos muy críticos hacia el sistema capitalista, en el que, según él (y, claro, según muchísimos más), sólo los “perejiles” pagan por los delitos.

Los tres personajes funcionan como piezas de un rompecabezas cuyo armado arrojará luz sobre una oscura realidad. Piezas que se mueven solas y con enorme coraje, ya que Lucena, Petta y De la Cruz Rodríguez luchan, aun con terribles desventajas, contra estructuras policiales, jurídicas, políticas y sociales que propician el delito (como el narcotráfico y el contrando), la corrupción y la criminalización de la pobreza. La película, que más allá de su potencia narrativa exhibe una notable capacidad de observación sociológica, nos irá mostrando si sus cruzadas provocan cambios o sólo quedan como testimonios valientes. Los arcos de personajes en cuyos reflejos deberíamos mirarnos.