El silencio del cazador

Crítica de Roger Koza - Con los ojos abiertos

Misteriosa y paradójica película la de Desalvo. Los conflictos arquetípicos, y no por eso poco verosímiles, respetan a rajatabla la lógica evolución del antagonismo invocado. Lo mismo sucede con las escenas: están la de la lucha cuerpo a cuerpo, la de los celos de un melodrama, la de sexo e incluso el instante poético invocado por una fiera. Todas se ejecutan con firmeza y ritmo, aun con una contenida elegancia, pero son siempre predecibles. Esta cualidad presente en toda la película puede pasar desapercibida, y bastará observar un pasaje menor en el que Guzmán y su mujer están bailando en una fiesta y son interrumpidos por “El Polaco” para constatar la seguridad que se transmite en cada pasaje; el registro en movimiento en el espacio es notable, la razón de toda la escena resulta esperable. He aquí un signo estético reiterado. El vigor formal es tan indesmentible como la esterilidad de la trama para urdir sorpresas.