El sexo de las madres

Crítica de Pablo Raimondi - Clarín

Cuando el pasado grita presente

Filmada en Tucumán, con interesantes planos detalle de su naturaleza, El sexo de las madres navega entre el devenir de dos amigas y sus hijos adolescentes donde ellas parecen mutar roles llegando a adoptar cierta adultescencia .

Ana (Victoria Carreras, hija de Enrique) es una adicta en recuperación, quien se fustiga los errores cometidos como madre, amante y no toma conciencia de la realidad. Vive en las sierras, su limbo, junto a su hija Roberta (Carolina R. Carreras, su hija en la vida real).

Laura, la uruguaya Roxana Blanco, es una obstetra urbana que carga con un pasado difícil y recibe el llamado desesperado de su amiga, a quien le quitaron la tenencia de sus hijos menores y no tiene un peso. En compañía de su hijo Juan viajarán para el emotivo reencuentro con madre e hija.

En un hotel del pueblo, donde Ana hace la limpieza y se refugia ante la ausencia de sus dueños, las amigas apilarán anécdotas, confesiones, reproches y abrirán una brecha argumental con sus vástagos, quienes descubrirán el amor y también contemplarán a sus madres con cierta distancia. Entre la resignación y la aceptación.

La ya crecida Roberta se muestra interesada por Juan y varias veces invade la intimidad del joven a quien se lo ve muy atado en su papel. El, tímido, ella, arrebatada.

La directora Alejandra Marino, que ya dirigió a Carreras en Franzie, confiesa que buceó en lo más íntimo de su historia preguntándose como se manifestaron las consecuencias de ciertos hechos de violencia que marcan durante la adolescencia. Sin juzgar a los personajes, reflejó de forma meritoria cómo se construye la huella profunda que deja un hecho traumático, en este caso una violación que se repite en la mente de Ana y tiene un enigmático nexo con uno de los habitantes del pueblo. Aunque la memoria diga basta, la película revela la sordidez misma.

Con algunos giros predecibles, a merced de un final que sorprende, el argumento se construye desde el dolor, matizado con llantos nocturnos, el fantasma del aborto y los silencios cómplices de la impunidad. Todo cose un relato fuerte que estremece. Y advierte.