El predio

Crítica de Juan Pablo Russo - EscribiendoCine

ESMA...La otra mirada

El Predio (2010) es una obra atípica dentro del universo cinematográfico actual. A partir de planos fijos y sin diálogos, el realizador Jonathan Perel nos conduce por los laberínticos espacios que conforman la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada), uno de los centros de detención clandestina que funcionaron durante la última dictadura y que hoy fue reconvertido en un Museo de la Memoria.

El documental de Perel funciona como una reconstrucción física de un pasado, en el que las huellas permanecen de manera explícita pero con un mensaje esperanzador mirando un presente de cambio. Dicha interpretación se desprende a partir de un comienzo con el plano de la puerta de entrada cerrada y un final en el que el plano es la misma puerta abierta.

El Predio es una propuesta que pregunta y no da todas las respuestas que uno busca, sino que genera repreguntas que por ahí no tienen respuestas o sí las tienen habrá que indagar en otro ámbito. Esa es la ambigüedad que maneja Perel. Paredes que remontan a un pasado de tortuara y apremios ilegales intervenidas por un presente dominado por las manifestaciones culturales.

Hay un estilo propio en la construcción formal del film pero también hay referencias a John Gianvito y su gran opus Profit Motive and the Whispering Wind (2007). Planos fijos, de una cronometrada e idéntica duración y ausencia de un relator, de diálogos y casi de sonido –exceptuando el ambiental- logran generar un debate, no sólo con los tópicos pasado-presente, sino cine vs cine. Debate como muy pocas veces el cine se animó.

No es casual que El Predio se estrene un 24 de marzo, Día de la Memoria, ni tampoco que su realizador tenga la misma edad que los años que han pasado desde que ocurrió el golpe. Nada es casual, ambas cifras le dan al documental un valor agregado, la fecha conmemorativa y la visión de un director que aporta una mirada que confronta desde otro lugar, un lugar más generaciona, un lugar en el que la mirada logra tomar cierta distancia para buscar respuestas. Aunque muchas veces son imposibles de encontrar.