El planeta de los simios: Confrontación

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

Estamos frente a la octava revisión de una de las sagas más respetables que ha sabido dar el cine de Ciencia-Ficción. Una historia que a lo largo de cuarenta y seis años desde la primera adaptación de la novela de original de Pierre Boulle ha ido alejándose de sus preceptos (ya la original se alejaba casi completamente) pero siempre manteniendo la esencia de la misma, los paralelismos con la evolución e involución de la raza humana.
La acción a raudales y el despliegue de efectos fastuosos nunca fue el elemento principal pese a que en casi todas las entregas se fue cambiando de manos y equipos; importó más la complejidad argumentativa y el arrojamiento de teorías relativistas.
Entonces, lo primero, y fundamental, que hay que decir sobre El Planeta de los Simios: Confrontación es eso, que es una nueva entrega cumplidora con los lineamientos de toda la saga y con los guiños suficientes para toda la legión fanática.
La mano en la dirección vuelve a cambiar otra vez, esta vez recae en el ecléctico Matt Reeves que ha pasado de la comedia romántica, al cine catástrofe y al terror manteniendo siempre una línea correcta, y esta vez se adapta fluidamente a un producto preconcebido sin alterar drásticamente los resultados.
Nos ubicamos años después de los hechos ocurridos en la anterior entrega que significó un reinicio (reboot para el lenguaje actual) de la historia en plan más “realista”. El virus desarrollado en el laboratorio ha diezmado a casi toda la humanidad y los simios, en plena evolución, coparon el territorio que se ha transformado en una inmensa zona selvática.
Viven en comunidad organizada, creyendo que el hombre se ha extinguido en su totalidad, por eso, la aparición sorpresiva de un grupo humano reducido los pone en alerta; y ahí los acontecimientos vuelven a arrancar.
Confrontación intenta demostrar, explicar, que tanto de un lado como del otro la lucha de poderes y la supremacía por sobre el distinto es lo que lleva a la comunidad a la ruina. Ahí está César (Andy Serkis) líder y guía de los simios queriendo fraternizar con los humanos y enfrentándose a la traición latente de Koba (Toby Kebell) que desconfía del hombre y tiene ansias de gobernación. Por el lado humano, Malcolm (Jason Clarke), Ellie (Keri Russell) y Alexander (Kodi Smit-McPhee) representan la unión, contraria a los deseos de venganza y superioridad de Dreyfus (Gary Oldman) y Carver (Kirk Acevedo).
Contar los pormenores del argumento sería contraproducente, solamente aclarar que aquí impera un mensaje de unión de los pueblos enfrentados (llévenlo al plano que quieran), y que los inevitables sucesos futuros, serán eso, inevitables.
Con una duración algo extensa, la historia se desarrolla en dos tramos en donde el primero tendrá un ritmo más tranquilo y armonioso dedicado a mostrarnos la vida simia en comunidad con la interrupción de los hombres como si fuesen documentalistas. Más tarde comenzará el enfrentamiento “entre bandos” y “en los bandos” y ahí el asunto ganará ritmo e interés por un peso dramático mucho mayor que hasta lo acercará a una suerte de tragedia griega (o intriga palaciega) moderna.
A diferencia de otros tanques, el avance del CGI resulta aquí totalmente funcional y coherente no llegando a abrumar visualmente, casi lo contrario, la técnica de captura de movimiento se ensambla con total armonía a la actuación real logrando un todo homogéneo e indivisible. No es tan logrado el uso del 3D que como en otras oportunidades pareciera ser sólo una excusa antipiratería.
Si El Planeta de los Simios: Confrontación no llega a ser la mejor entrega de la saga no se le puede negar una total coherencia con el resto de la franquicia, y si bien no resulta tan sorpresiva como la anterior (R)Evolución, sí es un salto en lo narrativo tornándose un relato con muchos más ribetes y metamensajes.
Quizás algunos personas (Como el Dreyfus de Oldman, o el Alex de McPhee) necesitasen de un mayor desarrollo; pero se cumple con el principal objetivo, estar a la altura y dejar ganas de más.
Después de más de cuarenta años, tenemos una saga que no ha perdido fuerza, que entrega lo que sus seguidores pueden esperar de un producto actual ¿se puede pedir más?.