El piano mudo - Sobre el éxodo y la esperanza

Crítica de Miguel Frías - Clarín

Retrato de un artista

Filme de Zuhair Jury basado en la vida de Miguel Angel Estrella.

El piano mudo , de Jorge Zuhair Jury, tiene mejores intenciones que resultados. Basado en la vida y militancia del pianista Miguel Angel Estrella, con eje en su cautiverio en Uruguay durante la dictadura, el filme peca de constantes excesos retóricos. Aunque la historia es real, su tono es artificial: los personajes se mueven y, sobre todo, hablan como si estuvieran recitando consignas, que pueden ser justas, pero suenan obvias y trilladas.

Jury, guionista de clásicos de su hermano Leonardo Favio ( Crónica de un niño solo o El dependiente ), opta por una puesta expresionista y por mostrar a un Estrella (Blanco Leis) que lleva un arte considerado de elite a los marginados. En la secuencia de apertura, un joven Estrella se sienta a un piano bajo un algarrobo y, ante indígenas campesinos que no conocen el instrumento, ejecuta zambas y chacareras que van convirtiéndose en sonatas. La escena, bajo el cielo del noroeste, es lo suficientemente bella. Tal vez no necesitaba que él dijera a viva voz: “Vine a traerles otras músicas, que los ricos se han apropiado y guardado para ellos”.

El realizador enhebra secuencias del cautiverio y de las torturas a las que es sometido, con flashbacks de su infancia y juventud, remarcando el contraste entre el mundo aristocrático al que lo lleva su talento y universo humilde al que lo hacen regresar su origen, ética e ideología. “Mi profesión me lleva a tocar en los salones más importantes, pero mi alma nunca se conmueve más que cuando estoy entre los desesperados de la Tierra”, dice, al tocar en un penal.

Aunque la película caiga en subrayados, las imágenes tienen intensidad. La música, sublime, fue grabada por el propio Estrella, en base a creaciones que van desde Yupanqui hasta Beethoven, Chopin y Brahms. Sobre el final, el verdadero Estrella aparece al piano. Habla a cámara y empieza a tocar, mientras la cámara se va deslizando por el paisaje tucumano. Uno se pregunta, entonces, si un documental no hubiese sido el destino más acertado para un filme que, pese a sus defectos, rescata a un artista talentoso y combativo.