El otro lado de la esperanza

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Después de seis largos años, regresa el gran maestro Aki Kaurismaki. Este director finés ha sido galardonado y reconocido a lo largo de todo el mundo por visión humanista, sagaz, irónica y levemente ácida de las relaciones humanas y laborales en su tierra y por ende, en estos tiempos, en muchos otros espacios físicos de Europa y los países desarrollados.
Si quieren conocer dos joyitas de este director tienen que ver sus grandes hits festivaleros, "Drifting Clouds" (1996) y "The man with no past" (2002), de lo mejor de su cosecha personal, sin dudas.
Pero nos convoca su nuevo trabajo, "El otro lado de la esperanza", auténtica gema dentro de las producciones del Viejo Continente llegadas este año a salas locales.
En esta oportunidad, (así como en otros trabajos de este cineasta), el tema es... la inmigración. No en forma total, porque hay otros elementos que tienen el mismo nivel temático en la cinta, pero hay que reconocer que la cuestión que genera el revuelo principal es la llegada a Helsinki de Khaled (Sherwan Haji), un refugiado sirio que la ha pasado mal en su derrotero de escape de su tierra.
El hombre en cuestión viene de un pueblo arrasado y además de necesitar quedarse en Finlandia, necesita encontrar a su hermana Miriam (Niroz Haji), que podría encontrarse en este lugar también. Ya desde este inicio, vemos la gravedad de la cuestión planteada, a través del fino y sutil humor de Kaurismaki.
Esa búsqueda de Khaled buscando ser obtener "asilo político", se plantea melancólicamente divertida. Pero sale mal y el se escapará para dar con el otro personaje importante de la cinta, Wikstrom (Sakari Kuosmanen), un vendedor cansado de su trabajo que viene de abandonar a su esposa y busca un nuevo comienzo, comprando un restaurant de mala muerte, como tabla de salvación hacia un universo más placentero.
Los destinos de Khaled y Wikstrom se cruzarán y el antro (The Golden Pint, donde las sardinas enlatadas parecen ser top), será el espacio donde tendrán el humor crítico de Kaurismaki cobrará vida en forma.
Y por el mismo precio, tendrán una banda de sonido tremenda con el rockabilly de Tuomari Nurmio atronando para ponerle ritmo a cualquier desnivel en la trama, siempre ajustado y en sintonía con lo que circula en el ambiente.
La historia dará un par de giros y cerrará bien, dentro de lo que el optimismo moderado de Aki puede permitirse. Hay mucho humor, una gran atmósfera y diálogos extraños y originales.
"El otro lado de la esperanza" derrocha simpatía y candor y con esas armas se transforma en uno de los mejores estrenos del año. Es, sin dudas, otro enorme trabajo de uno de los mejor directores de la actualidad (junto a Ken Loach, son mis europeos favoritos) y una gran oportunidad para que quienes no lo conozcan, la disfruten en pantalla grande.