El origen

Crítica de Alberto Harari - MI CINE - por halbert

EXPERIENCIA CINEMATOGRÁFICA PARADIGMÁTICA, ANGUSTIANTE Y FASCINANTE

“El Origen” se basa en la premisa de que es posible compartir los sueños, y que éstos han sido diseñados para verse y sentirse completamente reales cuando se está en ellos. Y en ese estado subconsciente, los más profundos y más valiosos secretos de una persona están disponibles para quien los quiera.
Así como “The Matrix” (1999), de los Hermanos Wachowski, o “Inland Empire” (2006) de David Lynch, o la misma “Memento” (2000) de Christopher Nolan, el presente filme tiene al sueño, los recuerdos y la virtualidad como ejes temáticos, y cada uno de ellos es paradigmático en la Historia del Cine.
En el filme de los Wachowski, el mundo en el que creía vivir el protagonista no era más que una simulación virtual a la que estaba conectado, y los millones de personas que vivían conectadas a su alrededor, estaban siendo cultivadas del mismo modo. Esta especie de simulación interactiva era conocida como la matriz.
En la obra de Lynch, la historia, retorcida y con tintes pesadillescos, se centra en una actriz que va a rodar una película, y el poder de sugestión del imaginario o la implicación emocional de ésta, hacen que pronto se borren las fronteras entre su persona y su personaje, desarrollando distintos niveles argumentales entremezclados, como las capas de una cebolla.
En “Memento”, el protagonista sufre un trauma cerebral que le ha causado un tipo de amnesia, por lo que es incapaz de almacenar nuevos recuerdos.
Aquí estamos frente a una historia de ciencia ficción, suspenso, acción, aventura y, también, con lugar para el drama. Dom Cobb (Leonardo DiCaprio) es un experto en extraer los secretos desde lo profundo del subconsciente durante el sueño, cuando la mente es más vulnerable. Es por eso que es siempre perseguido y vive huyendo, sin poder volver a ver a sus hijos. Un acaudalado empresario (Ken Watanabe) le ofrece su ayuda, pero la condición es que debe “plantar” una idea en la mente de un heredero de un imperio de negocios (Cillian Murphy), para lo que deberá juntar a un equipo de expertos (Joseph Gordon-Levitt, Ellen Page, Tom Hardy) y penetrar en los sueños de aquél.
Pero Mallorie (Marion Cotillard), la difunta esposa de Cobb, se presenta constantemente en el paisaje de ensueño de su marido, haciéndole perder el control y poniendo en peligro la misión. Por ello deberán “meterse” en un sueño dentro del sueño y, a su vez, en el sueño dentro del último, generando un montaje de sueños alterno y paralelo cuádruple, presentados al espectador todos al mismo tiempo. Filmada en 6 países de 4 continentes diferentes; escrita, producida y dirigida por Nolan y con importantes participaciones de Michael Caine y Tom Berenger, el complejo guión crea un universo único, con lenguaje propio. Es de esos filmes que hay que volver a ver para seguir comprendiéndolo, para poder cerrarlo en nuestras cabezas, a pesar de que ni el mismo filme se cierra “como debe” y proporciona un gratísimo final abierto, como no podía ser de otra manera. Las actuaciones de todo el cast resultan absolutamente empáticas y funcionan a la perfección, con una incondicional química, así como el ajustado equipo que conforman en la ficción.
Es trascendental la actuación de DiCaprio, porque no sólo le pone el cuerpo a las enormes secuencias de acción, sino que aporta la imprescindible cuota de drama que su personaje requiere, con el conflicto interno que acarrea y que se manifiesta al máximo en la última escena con su esposa (potente presencia de Cotillard). La vida sentimental de su personaje es el hilo conductor de la historia y con eso él logra llevar al público a través de la compleja trama de una manera muy clara.
Ellen Page es otra de las sobresalientes y necesarias presencias, como Ariadne, la arquitecta encargada de diseñar los sueños, una joven que es inteligente y se ve metida en un ambiente completamente nuevo y una situación poco usual, y a pesar de todo lidia con ello de una manera muy elocuente; es un personaje que está al mismo nivel que el espectador del filme, al que le muestran este mundo por primera vez y que está dispuesto a explorarlo.
Para algunos, esta película puede pecar de contar con escenas sobre-explicadas, pero resultan justificadas para lograr que el espectador pueda seguir el hilo de las acciones, comprendiendo mejor el “funcionamiento” del complejísimo sistema de sueños.
Notable por su magnificencia, el filme presenta un guión con múltiples capas que requiere un enorme esfuerzo del espectador (en el buen sentido). Pocas películas pueden hacer comprometer de esta forma a quien la está viendo, porque demanda una milimétrica atención sobre los hechos que se van sucediendo.
El guión y el montaje de la película son deslumbrantes y dejan sin palabras, y el diseño de producción de Guy Hendrix Dyas, junto a la enérgica músicalización de Hans Zimmer, elevan a "El origen" a categoría de película-paradigma.
"Inception" es una experiencia cinematográfica única, angustiante y fascinante a la vez, para espectadores rigurosos, que se permitan insertarse en la genial ¿fantasía? planteada por el gran Nolan, cuyo virtuosismo narrativo alcanza su nivel más alto con esta propuesta insuperable.