El nuevísimo testamento

Crítica de Diego Batlle - La Nación

La hija de Dios, rebelada

El belga Jaco van Dormael ha sido desde siempre un director audaz, pero con El nuevísimo testamento redobla la apuesta con una sátira religiosa que en la comparación deja a los Monty Python como humoristas conservadores. "Dios atiende en Bruselas", dice el eslogan del film y lo hace de la peor manera. Dios (Poelvoorde) es un tipo violento, irascible, despótico y maltratador hacia su sumisa esposa (Moreau) y su tímida hija Ea (Groyne). Harta de los abusos, la chica decide vengarse enviándole a todo el mundo la fecha de su muerte. Cuando la gente se entera en su celular si le quedan años, meses o días de vida se desata el caos y Dios empezará a sufrir las consecuencias en carne propia.

Dividida en varios episodios siempre con múltiples referencias religiosas, la película se centrará en las historias de varios personajes (posibles apóstoles): un asesino serial, un maníaco sexual, un niño que está por morir y quiere cumplir el deseo de ser una nena, profesionales que deciden cambiar por completo el rumbo de sus existencias y apuestan por la aventura, una muchacha que ha perdido una mano en un accidente e y hasta una sufrida esposa (Deneuve) que cambia a su marido por... un gorila.No todos los segmentos son igual de contundentes, pero en este film sobre el libre albedrío hay múltiples búsquedas y no pocos hallazgos. Una apuesta irreverente y llena de ideas que, en estos tiempos de cine previsible y calculado, se agradece.