El Lórax: en busca de la trúfula perdida

Crítica de Jonathan Plaza - Función Agotada

Conciencia medioambiental al estilo Dr. Seuss

El Lórax: En Busca de la Trúfula Perdida cuenta la historia de Ted, un niño que vive junto a su familia en una comunidad artificial y bajo un gobierno despótico, Ted emprende un viaje a buscar algo que los habitantes han olvidado y parecen no necesitar, un árbol real, ésta iniciativa sin embargo, no responde en principio a un carácter idealista sino a algo mucho más mundano, real, algo totalmente Dolinesco, conquistar a una chica, es que nuestro filosofo porteño, Alejandro Dolina, ya lo habia adelantado "Todo lo que un hombre puede hacer, sean proezas y hazañas o, simplemente, hechos destacables, lo hace por levantarse a una mina".

El Lorax es una película que apunta a la consciencia ecológica y pura y exclusivamente a eso, el humor en la película nunca llega a conectar, la acción está ausente y las canciones tampoco logran llegar a buen puerto, sin embargo el desarrollo de la historia es acertado y la narración, mostrando la historia de Ted y la de "El una vez...", beneficia bastante la evolución de la película. De ésta manera con un manejo soberbio de la animación (que remite bastante a Horton y el Mundo de los Quien), una paleta de colores maravillosa y un desarrollo profundo de la temática ecologista dado por la construcción de lo cotidiano en ese mundo distópico El Lorax logrará en el adulto la reflexión y en el niño la diversión que busca.

El Lorax está apuntada sobre todo a los niños más pequeños y no tanto a los pre-adolescentes como otras cintas de animación a las que estamos acostumbrados y que juegan con el famoso chiste "doble sentido", en El Lorax el doble sentido corre por el lado de la metafora entre los aspectos de ese mundo y el nuestro, un claro ejemplo es la venta de aire embotellado y en bidones, inmediatamente unido a nuestro consumo de agua bajo las mismas circunstancias a pesar de ambos ser elementos naturales.