El Lórax: en busca de la trúfula perdida

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

Buen mensaje y bella imagen; falta picardía

El mensaje ecológico y los atractivos visuales son los puntos fuertes de este film de animación digital de Chris Renaud, responsable de la superior «Mi villano favorito», que no sólo lucía bien, sino que tenía un argumento con bastante más picardía.

En cambio, en «El Lorax», todo el peso está en lo visual, con diseños realmente imaginativos para plasmar una ciudad del futuro donde no hay árboles y el aire puro se comercializa en botellitas de plástico, como si fuera una gaseosa. El relato es un poco desprolijo, ya que por un lado muestra a un chico que se esfuerza por conseguirle un árbol de verdad a su hermosa vecinita, y por otro, un extraño anciano recluido en una casucha ubicada fuera de la ciudad explica cómo arruinó un paraje paradisíaco talando todos los árboles. En este relato es donde aparece el personaje del título, especie de demonio de Tasmania bigotudo cuya misión es proteger los árboles, algo que evidentemente no cumple demasiado bien. El Lorax tiene la voz de Danny DeVito incluso en esta versión en castellano, ya que el talentoso actor se ocupó, entrenándose con coachs de lenguajes, de doblar el film a casi todas las versiones internacionales (un trabajo loable e inédito, ayudado por el hecho de que el personaje no aparece demasiado tiempo en la pantalla).

Hay algunas escenas muy atractivas y bien pensadas para el 3D, como una caída por los rápidos de un río o la persecución final para plantar la última semilla de un árbol, pero el conjunto no cierra del todo, mientras que la imaginativa música de John Powell no siempre funciona a la hora de que las canciones sean dobladas al castellano.