El libro de la vida

Crítica de Santiago García - Leer Cine

La muerte es una fiesta

Un grupo de niños rebeldes llega a un museo donde una misteriosa guía los conduce hacia una visita no oficial por las instalaciones. Ella les habla de El libro de la vida y les cuenta la historia de dos niños y una niña mexicanos, y los eventos ocurridos en torno al Día de los muertos. El relato describe el mundo de los vivos, pero también describe dos lugares pertenecientes a los muertos: la Tierra de los recordados, y la Tierra de los olvidados. Este film de animación producido por Guillermo del Toro (El laberinto del fauno) y dirigido por Jorge R. Gutierrez es una de las grandes sorpresas del año. O tal vez no sea tan sorpresivo, porque Guillermo del Toro tiene una filmografía original, llena de ideas y con un imaginario visual más que interesante. Aunque a priori un espectador puede imaginar el film le debe algo a los films de animación creados por Tim Burton, en particular El cadáver de la novia, lo cierto es que Del Toro no le debe nada a nadie. Desde el comienzo queda claro que los dibujos son diferentes a todo lo que solemos ver dentro del cine industrial, que hay un minucioso trabajo de una gran belleza y que la excusa del Día de los muertos dará pie a muchas imágenes memorables. Hacía mucho tiempo que el cine de animación de alto presupuesto no ofrecía una combinación tan brillante de elementos. La película es muy pero muy divertida, tiene un ritmo ajustado y veloz y el humor funciona de manera exacta, con excelentes chistes y gags. A pesar de algunos momentos dramáticos, la película nunca se vuelve siniestra o angustiante. El clima de fiesta del Día de los muertos tiñe de un tono festivo todo el relato. En ese aspecto, el mayor temor que aparece en El libro de la vida es el de ser olvidado, no el de morirse. Mientras alguien es recordado por sus seres queridos, no hay de qué preocuparse. La tarea de los vivos no es llorar, sino recordar. Lejos de la tragedia, la muerte acá es mostrada de una manera mucho más tranquilizadora, sin mentiras ni promesas religiosas. Los personajes –protagonistas del relato que cuenta la guía del museo- están hechos a partir de las figuras tradicionales que se realizan para el Día de los muertos lo que sin duda le aporta gran belleza a toda la película. Si algo destaca a El libro de la vida es la belleza y el color de cada escenario. No faltan los personajes tradicionales de la festividad y cada escena es un despliegue inusual de imaginación visual. Un poco de modernización cultural y algunos intentos de acercarse a la cultura actual, completan la deslumbrante propuesta de la película. La suma de inteligencia, entretenimiento, humor y alegría de la película, la convierten por lejos en la película de animación del año, y una de las interesantes que se hayan visto en el cine actual.