El lado luminoso de la vida

Crítica de Laura Otero - Alta Peli

Nadie es normal. Todos tenemos alguna cosita, algún tic, alguna costumbre extraña, alguna obsesión, algo que nos aleja de la perfección y de la llamada, aclamada, búsqueda, normalidad.

Esa sobrevalorada casilla en la que nos ponemos, en la que buscamos encajar cueste lo que cueste; la pregunta entonces es ¿Quién quiere ser normal? ¿A quién le interesa pasar por la vida desapercibido? ¿Cuán divertido puede ser considerarse una persona estable, hecha y derecha, viviendo una estadía monótona en esta endeble existencia?

Un rayo de esperanza

David O. Russell dirigió hace algunos años El Luchador, la historia de dos hermanos boxeadores con una familia llena de dramatismo, ahora nos alcanza esta otra obra familiar, de amor fraternal, de cariño humano y de la búsqueda de la felicidad, del saber transitar conforme con la vida que uno tiene. Russell fue convocado para dirigir (y adaptar) esta película por Harvey Weinstein, quién llego a él por un motivo especial, ese mismo motivo que llevo al director a aceptar esta propuesta. Al igual que el protagonista de este film, el hijo de Russell sufre un trastorno de bipolaridad, lo que lo hizo más apto que ninguno para ser el director.

El lado luminoso de la vida es una parte de la vida de Pat, un treintañero que vuelve a vivir con sus padres, luego de pasar 8 meses en una institución mental y habiéndose retirado sin el alta médica. Pat, vuelve a la casa en que creció, donde lo espera su amorosa y dedicada madre y su padre, un hombre lleno de cábalas y mañas, que demuestran que el fruto no cae muy lejos del árbol. Pat vuelve a su casa con una esperanza ciega, recuperar a su esposa Nikki más allá de las cosas que los llevaron a separarse y recuperarse de su enfermedad, recientemente descubierta. En el medio de todo este trajín, conoce a Tiffany, una joven viuda que transitó varios problemas luego de perder a su marido. Y ella, casi sin querer queriendo, lo ayuda a pasar el peor momento de su vida.

Stay positive

Después de ver esta película me pregunte, una y otra vez, porque es tan aclamada? Que la hace tan especial? Y la respuesta estaba adelante mío, lo sencillo es lo que la pone en un estandarte. Más tiempo pasa, más la analizó, más me sorprendo. Esta historia es la de uno, la de un vecino, la de un hermano o un amigo. La de cualquier persona que sufrió una tragedia o se hundió en un mal momento pero que decide salir adelante.

El guión es bueno, tiene detalles que lo hacen brillar, chistes no esperados y gags eficientes, pero sobre todo, tiene esa cuota de realidad que nos destroza frente a la pantalla y nos hace sentir desnudos con una verdad.

Sin embargo, lo que hace que esta película sea a lgo superior al resto, son sus personajes, sus personas. Bradley Cooper esta sin duda en la cresta de la ola, actúa de una manera que jamás creímos que era posible; y Jennifer Lawrence es la acompañante perfecta, sabe donde pararse y que hacer, a pesar de esto, no esperaba menos de ella, recuerdo haberla visto en Winter’s Bone y pensar “de donde salió esta mina?”. Por eso la sorpresa es él. Y obviamente, nadie acompaña mejor que Robert DeNiro, en un papel pequeño pero eficaz, sin robar protagonismo y aún así dando el toque justo. No se puede decir nada más de un actor que jamás decepciona.

Conclusión

Vayan al cine, vean El lado luminoso de la vida, y sumérjanse en ese vaivén constante, en ese vértigo que generan esas actuaciones dignas de miles de aplausos, esa historia que nos pone la piel de gallina. Pero miren esta película en profundidad, mírenla una y otra vez, porque descubrir que en la simplicidad esta lo más lindo de la vida, lleva años.