El laberinto

Crítica de Isabel Croce - La Prensa

Triste muerte de un hijo

El tema de las pérdidas familiares es frecuentemente abordado por obras cinematográficas, teatrales y literarias, con diferentes resultados. Pueden desbordarse hasta el melodrama intolerable, crear una atmósfera diferente como "Desde mi cielo" o alcanzar resultados poco convincentes, el caso de "Pena de Amor", aquella película con Susan Sarandon.

Un joven autor norteamericano ganó recientemente un premio Pulitzer al Mejor Drama por su obra "Rabbit Hole", con el que la actriz de "Moulin Rouge", Nicole Kidman se entusiasmó y llevó al cine, contratándolo para hacer el guión. Este es precisamente el estreno que con el nombre de "El Laberinto", se presenta en las carteleras porteñas.

Luego de perder en un trágico accidente a Danny, su pequeño de cuatro años; sus padres no pueden salir de ese estado sin nombre en que se cae luego de la muerte de un ser querido. Si Howie se obsesiona con su recuerdo y repite una y mil veces la visión de las imágenes que un video emite, Becca se pone en una posición de frialdad que Howie no tolera. Ni los consejos de amigos, ni la madre de Becca, que pasó una situación similar con un hijo. Ni los grupos de ayuda pueden armonizar el caos e impedir la distancia que, poco a poco, los sobrepasa. Todo parece haberse salido de control.

ANGUSTIANTE RELATO

El filme del director John Cameron Mitchell trata de alcanzar un equilibrio que impida la inmersión de la película en un melodrama lacrimógeno y lo logra, gracias al cuidado guión del autor del libro y las notables actuaciones de los protagonistas.

Estamos ante una de las mejores actuaciones de Nicole Kidman, que se apropia del personaje y lo vive desde adentro con absoluta verosimilitud y emocionalidad, algo que últimamente era difícil de ver en su bello, pero hierático y lamentablemente "intervenido" rostro, que no siempre logra la fluidez de los gestos.

A su altura se luce Diane Wiest, como la madre de Becca, tantas veces disfrutada en filmes de Woody Allen. Aaron Eckhart logra que su Howie se mantenga en una justa línea de contención. Hay diálogos breves, austeros y dolorosos como ése que une a las dos mujeres, madre e hija, que hace preguntar a Becca sobre ese dolor que no se va "¿Algún día pasará?" Ante lo que Diane Wiest, con resignación, sentencia: "No, pero se hará tolerable".

"El laberinto" angustia, pero tiene momentos de respiro y reflexión y pequeñas subtramas que alivian el dolor del tema en sí, gracias a la fluidez de las conversaciones. Un filme difícil.