El Hobbit: La desolación de Smaug

Crítica de Susana Salerno - N3F

Vuelven Bilbo Bolsón, los enanos y Gandalf el Gris, develando nuevos secretos y transitando por nuevas aventuras.

Esta es la segunda parte de la trilogía cinematográfica basada en la obra de Tolkien, bajo las ordenes del mismo director que la anterior "El hobbit- Un viaje inesperado” que se estrenó en Argentina el 13 de diciembre el año pasado, y cierra con "The Hobbit: There and Back Again" cuyo estreno se encuentra previsto para el 18 de diciembre de 2014.

Todo comienza con una breve apertura, y luego se encuentra Gandalf (Ian McKellen) junto a Thorin (Richard Armitage) en una taberna donde debe reivindicar su trono. Doce meses después ellos se unirán a Bilbo (Martin Freeman) y los enanos, para juntos emprender un viaje peligroso lleno de dificultades y aventuras, para reclamar el reino enano perdido de Erebor, cruzando montañas y Bosques entre otros escenarios espectaculares.

Nos encontramos frente a una gran superproducción, viendo la espalda de los Orcos, un feroz encuentro con ellos (son un ejército) y sus ataques, arañas gigantes y quienes envuelven a su presa, criaturas monstruosas, un escape en barriles por el río y una sucesión de secuencias increíbles visualmente, peleas, luchas, flechas y el peligro con el que se encuentran constantemente.

Llena de personajes: Cate Blanchett como Galadriel, Orlando Bloom con su papel de Legolas, Evangeline Lilly como Tauriel una guerrera (una élfica, parece que se enamora), entre otros y hasta el mismo Peter Jackson se da un gustito al aparecer brevemente en una escena (estén atentos). También se encuentra presente el anillo. Las batallas son constantes, bien épica, con buenas coreografías, muy dinámica, su narración es precisa, con varias historias, secretos, llena de humor y suspenso, el ritmo no decae y una de las estrellas del film, al dragón Smaug (Benedict Cumberbatch), es el terror de los hombres.