El Hobbit: La desolación de Smaug

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Hace un año salí de sala de ver "The Hobbit: an unexpected journey" con cierta sensación de incompletud. Si bien los elementos clásicos de Tolkien estaban ahí (y Jackson entiende perfecto que como presentarlos en este tiempo sin que pierdan frescura), sentí que los protagonistas de la historia, tenían poco carisma para llevar adelante semejante trama con éxito.
Me pareció además, que su ritmo era lento (más de lo aconsejable) y que además, no tenía intensidad dramática. Sí, estaba bien como producto de esa franquicia, pero, sin dudas era menos que la demoledora trilogía "The Lord of the Rings". Pero todo aquello que en la primera te parece sin consistencia, empieza a tenerla en forma en esta segunda parte.
Peter Jackson comienza a enfocarse en sus personajes como se debe, seguramente por los ajustes en su equipo de escritores: Fran Walsh, Philippa Boyens y Guillermo del Toro (quien estuvo a punto de sentarse en la silla del director) y orquesta una segunda parte, tremenda, no sólo ya desde lo visual sino desde la intesidad narrativa que logra. Epica, a la altura de los mejores exponentes del cine de aventuras de la historia.
"The Hobbit: the desolation of Smaug" arde, y no sólo porque tenemos un dragón como gran antagonista, lo hace porque matiene el calor de la acción trepidante a lo largo de todo su extenso metraje. Aquí, continuamos la historia que ya arrancó en la casa de Bilbo Bolsón (Martin Freeman) cuando Gandalf (Ian McKellen, qué sería esta saga sin él?) reunió a 13 hobbits para invitarlos a una gran aventura: llegar a la Montaña Solitaria y recuperar una gema que hará que su pueblo y el resto de la Tierra Media, reconozca su linaje y el resurgimiento de su imperio.
El tema es que un dragón muy poderoso (y locuaz, debo decirles) fue quien la robó y es el guardián de dicho tesoro. Lo que veremos en esta segunda parte es como el grupo liderado por Thorin-Escudo-de-Roble (Richard Armitage) atraviesa bosques, ríos, poblados y montañas para llegar a ese lugar con la intención de cumplir la profesía y recuperar el poder de su reino.
Sin embargo, hay un peligro mayor que acecha y Gandalf lo sabe: las fuerzas de lo Oscuro están incrementando su fuerza y amenazan con arrasar todo a su paso si nadie los detiene... En términos técnicos, Jackson ha "empoderado" sus herramientas CGI y su manejo del 3D, por lo cual, logra que el film luzca increíble en escenas como el escape de los hobbits via acuática en la tierra elfa, los enfrentamientos con arañas y orcos y el gran finale en el templo de la Montaña.
Pero no sólo eso, sino que ha logrado que sus personajes estén auténticamente conectados con la historia en sentido dramático (al gran trabajo de McKellen hay que sumarle el progreso de Freeman y el aporte de Orlando Bloom, en un Légolas más crudo y visceral -aunque no figure en el texto original de Talkien, pero bueno!), por lo cual, en ningún momento podemos despegar los ojos de la pantalla.
Seguramente si conocen la obra original, sabrán ya que hay cambios interesantes e incluso un desarrollo de subtrama de otro manuscrito llamado "The Quest for Erebor" que conectaría eventos con la trilogía de la década pasada. Todos los cambios operados fueron para mejor y si bien hay algunas cosas que discutirle (estos hobbits son un súperequipo que no sufren ninguna baja luchando contra orcos más grandes, feroces y letales?), lo cierto es que la película es un festín de aventuras.
Sin lugar a dudas, "The Hobbit: the desolation of Smaug" es uno de los films del año. Salve Jackson, lo hiciste otra vez. Como en los viejos tiempos. Excelente.