El Hobbit: La desolación de Smaug

Crítica de Matías Orta - A Sala Llena

Luego de la trilogía de El Señor de los Anillos y El Hobbit: Un Viaje Inesperado, El Hobbit: La Desolación de Smaug nos presenta mundos y seres conocidos que, en teoría, ya no sorprenden al espectador. Sin embargo, Peter Jackson vuelve a demostrar que sabe apostar fuerte y logra mantener el interés y el cariño por la Tierra Media.

Luego de los acontecimientos de la película anterior, Bilbo Bolsón (Martin Freeman) sigue acompañando a Gandalf (Ian McKellen) y al ejército de enanos en su camino hacia Erebor, reino ahora ocupado por el dragón Smaug. En el trayecto se toparán con distintas razas, como los Elfos Silvanos (muy distintos de los que habitan en Rivendel) y los Orcos, atravesarán obstáculos, y Bilbo tendrá que demostrar todo su valor, al tiempo que se encontrará cada vez más fascinado por el misterioso anillo arrebatado a Gollum...