El gurí

Crítica de Hugo Fernando Sánchez - Tiempo Argentino

Crónica de un niño casi solo.

El gurí es Gonzalo (Maximiliano García) y el paisaje de la película se ubica en Entre Ríos. Pocos personajes, satelitales e importantes alrededor del niño protagonista, pero también otros ausentes, construidos desde el fuera de campo. La mamá de Gonzalo no está pero se habla de ella; Gonzalo busca afecto y cariño junto a su hermano bebé y por eso se cruza azarosamente con una viajante que espera el arreglo de su coche (Sofía Gala Castiglione) y busca protección en un comerciante (Luppi) y en un matrimonio de duelo (Araóz y Hornos). También aparecerá el personaje que juega Belén Blanco, fundamental para ir desovillando la historia de El gurí, la nueva película de Sergio Mazza, director de Gallero, Amarillo y Graba.
La construcción narrativa tiene similitudes con los films anteriores del director –un tono pausado y una inclinación por los tiempos muertos sin caer en excesos­, pero ahora Mazza recurre a un uso contemplativo de la cámara, bien diferente a aquella agitada y en constante movimiento de Graba. Pero más allá de cuestiones formales, el modo en que el director mira al conflicto y a sus personajes permite una empatía que hasta ahora no tenían sus películas. No sólo porque se trate de la historia de un chico que vive su pre­ etapa de orfandad, sino por la manera en que el realizador construye diálogos y pequeñas situaciones que autorizan la emoción del espectador. Sin recurrir a golpes bajos, la historia de Gonzalo y los otros personajes adyacentes, con el concreto espacio off que señala la orfandad y la búsqueda de un lugar en el mundo, conforman un conjunto de insinuaciones dramáticas, palabras justas y necesarias y una mirada sobre la niñez que remite a algunos momentos del cine de Celina Murga, una directora no casualmente nacida en Entre Ríos. Si el protagónico de Maximiliano García transmite una serie importante de matices, los secundarios de Luppi, Araóz, Castiglione y la breve aparición de Belén Blanco también resultan puntos a favor de una película muy particular, no sólo por el tema que toca sino por el tratamiento específico elegido por su director.