El gato con botas

Crítica de Carlos Herrera - El rincón del cinéfilo

Cuando en la saga “Shrek”(2001/2010) se agotó la creatividad Dream Works encontró que se podían hacer Spin-off, ya que algunos de los personajes secundarios de la franquicia habían logrado instalarse, por sí solos, en el relato del espectador. De estos personajes el Gato con botas fue el que mayormente aglutinó simpatías por reconciliar a la cada vez más importante comunidad hispanoparlante en los EE.UU. con el cine de Hollywood, donde los latinos siempre tuvieron roles secundarios y, generalmente, como lo afirma Antonio Banderas, eran los “malos” de la película.

Precisamente Banderas es un actor español al que, basándose más que nada en su innegable carisma, el cine estadounidense catapultó a la fama internacional sin obligarlo a perder el acento de su idioma de nacimiento.

El Gato con botas de “Shrek” es un personaje que habla con declinaciones hispanas en inglés y en su doblaje al español lo hace netamente con acento de Andalucía, y tal cual como fue creado para la saga “Sherk”, llega como protagonista de la película de animación que lleva su nombre más el agregado de 3D que es la tecnología que se usó para la filmación.

Sinopsis de Gato con botas

La historia está alejada del tradicional cuento de Perrault de fines del siglo XVII, aunque conserva fuertemente impreso el mensaje de la lealtad. Es más notorio que los guionistas se inspiraron para algunos pasajes en una de las fábulas de Esopo, y para base de subtramas en cuentos de hadas germanos.

El Gato con botas es un aventurero con algunos defectos, pero cargado de virtudes que se impone en cada lugar al que llega por su sola presencia.

Durante su estancia en un “saloon” degustando leche, su bebida favorita, oye hablar de los frijoles mágicos, y esa conversación despierta su ambición y decide ir en busca de esas legumbres que pueden cambiar su vida y al mundo.

Esa búsqueda le hará vivir muchas peripecias que serán compartidas por Kitty, una gatita sensual que tiene una personalidad completamente independiente, es astuta y tiene la habilidad de poder robar sin que el damnificado caiga en la cuenta del despojo que ha sufrido.

En el camino se encontrarán con el huevo Humpty Dumpty, quien con los datos que aporta ampliará la búsqueda también a la gansa que pone huevos de oro.

Nada es fácil en las aventuras de los tres personajes ya que deben enfrentarse a la pareja de delincuentes formada por Jack y Jill y su familia de jabalíes. Además el Gato deberá confrontar sus principios sobre la amistad, la lealtad y el perdón.

Análisis y comentario

En toda la película hay continuas referencias al “spaghetti western” de los años ´60, con un protagonista que hace gala de su valentía y su sentido del honor deambulando por un territorio que puede ser mexicano o de la Baja California con fuerte influencia española. El filme también tiene características de los western de fines del siglo XX, donde el protagonista salvaba a pueblos enteros, en un ámbito parecido, para luego perderse en el desierto y el anonimato con el paso firme y el acompañamiento musical con el que había llegado.

Pero en esta producción, si bien los “sufridos” siguen siendo los mestizos los “buenos” son hispanos, y aquí se encuentra una diferencia que marca la vigencia de una transformación, aún en desarrollo, de la imagen social de los latinos en los EE.UU.

Podría pensarse que el mensaje subliminal es sólo para los estadounidenses si no fuera porque los conceptos morales que emanan del mismo son patrimonio universal.

El huevo Humpty Dumpty es un personaje implantado en el “lejano oeste” ya que se trata del protagonista de una de las tradicionales “Rimas de Mamá Ganso” de Inglaterra, y su inclusión en esta historia es la que desencadena la avidez por lograr capturar a la gansa que pone los huevos de oro, aunque esa motivación no esté presente en rimas inglesas

Dentro de tanta mezcla se encuentra la desungulación de los felinos que realizan algunas personas: en la película sólo se ve que la gata Kitty ha sido víctima de esa práctica y se refuerza ese punto con el nombre completo del personaje: “Kitty Garras Suaves”, pero todo eso no llega a ser una denuncia dentro de la trama.

Los personajes están bien presentados desde el principio de la historia y también las situaciones, aunque sus desenlaces, al ser una película “para toda la familia”, son predecibles y rápidamente se agota su resolución.

La música y las escenas de baile flamenco son disfrutadas por toda la platea, ya que contienen elementos de comicidad que se captan sin dificultad. También, curiosamente, se encuentra música técno de primer nivel dentro de la banda sonora.

Técnicamente el filme está en el mismo nivel de las producciones de animación que se facturan actualmente en Hollywood con las nuevas tecnologías, obteniéndose dibujos expresivos con texturas definibles además de movimientos acordes a los cuerpos de los personajes. Llama la atención que el sistema 3D no hace ningún aporte extraordinario ni a la trama ni a las sub tramas sino que se limita a su primigénia función de profundidad visual.

Toda la realización es divertida y cumple perfectamente su objetivo de entretener al contar con un ritmo y una duración adecuados al público al que está destinado. Los niños lo disfrutan a partir de los tres años de edad.