El falsificador

Crítica de Catalina Dlugi - El portal de Catalina

La guerra, los efectos del régimen nazi en una sociedad, la sensación de amenaza constante hacia la población civil, el clima de delación y sospecha se ha mostrado de muchas maneras. Pero la manera que eligió la directora y autora del guión Maffie Peren es absolutamente distinta y además basada en un personaje real. En esa sociedad en jaque con la inseguridad y la posibilidad de ir a parar a un campo de concentración, igual que su familia, un joven de 21 años se empeña imprudente y temerariamente a sobrevivir, a no perder el optimismo, a empecinarse a favor de la vida. Cuenta con pocos años, un aspecto físico que le permite mimetizarse con un alemán y un talento único para falsificar documentos. Con esa casi insoportable levedad del ser navega por situaciones límites, se disfraza de marino, se enamora, se divierte con su amigo, toma lo que puede y donde puede con una energía envidiable para mantenerse vivo. La película con una impecables rubros técnicos en fotografía, vestuario y dirección de arte, planea entre situaciones de tensión insoportables con descansos de pasos de comedia, siempre con el telón de fondo de una situación que pone blanco sobre negro las peores reacciones de los humanos. Desconcertante y desafiante, interesante y original. El protagonista es el notable Louis Hoffman (“Dark” en Netflix) que tensa sus recursos actorales para brillar en la extrema oscuridad.