El examen

Crítica de Lucas Rodriguez - Cinescondite

Las películas que utilizan un simple escenario como planteo inicial de su historia son muy arriesgadas. El caso de Cube o Saw son claros ejemplos de lo bien conducidas que pueden resultar estas puestas en escena cuando hay buenas ideas detrás. Exam es el debut del británico Stuart Hazeldine, quien para su primer opus fílmico bebe de las fuentes antes mencionadas y un poco también de la obra El Método Gronhölm, haciendo una mezcla bien agitada que da como resultado una obra de suspenso interesante y poco cotidiana, con muchos puntos a resaltar y apenas fallas en su haber.

Ya en los acotados créditos iniciales se deja entrever a los personajes en la tarea cotidiana de arreglarse antes del día D, el de la entrevista para su próximo trabajo. A través de los detalles es que se va construyendo cada una de las personalidades de los ocho candidatos. Una vez dentro de La Habitación, se les dictarán las reglas para poder realizar el examen. Con 80 minutos para resolverlo y una hoja casi totalmente en blanco, los candidatos deberán unir fuerzas para completarlo y quedarse con el puesto por el que muchos morirían. Por supuesto, la esencia que Saw aportó al género se deja entrever en la trama, aunque tomando los mejores aspectos de ella y disfrazándolos para utilizarlos a su favor de la mejor manera posible. Cada dato, cada pista les sirve a los personajes para ir desarrollando y empujando el misterio un paso adelante, donde cada giro vuelve a la historia más interesante y angustiosa.

Estas personas no tienen nombre y no están interesados en saber el de los otros, ya que uno correctamente los va apodando uno a uno. Dentro de ellos, el que más destaca es Luke Mably, al comienzo el más desenvuelto de todos, con el que el público genera más empatía, para luego dar un giro de timón inesperado y pasar a convertirse en una persona no tan grata como lo parecía en el comienzo. No sólo él tiene un vuelco en la trama, sino que varios otros también: es una acción constante que tiene la película, sorprender con cada nueva actitud de los personajes. Quizás el actor más reconocido acá es Jimi Mistry, que también tendrá lo suyo, y Pollyanna MacIntosh, una pequeña gran actriz que tiene una escena tan emotiva como pivotal y esencial en la relación entre personajes. A pesar de tener sólidas interpretaciones, hay ciertos personajes que sufrieron de escasez en la historia y no están tan desarrollados como los demás, lo que puede perjudicar la percepción del espectador ya que no todos tienen iguales motivaciones para conseguir el trabajo ni el mismo apuro por él.

Un detalle clave es la ambientación. La Habitación es gris y claustrofóbica, sin ninguna ventana y llena de luces: dejando de lado al guardia, no hay nadie más, excepto el vigilante observándolos desde el otro lado del vidrio blindado. En cierto momento, hay un juego de luces muy temático y la habitación toma otras tonalidades. Hay agua en juego, hay vidrios esparcidos, es Saw restándole 90% de violencia, lo cual es genial. Hazeldine se las amañó para realizar una película muy minimalista que le compite codo a codo a los grandes tanques de Hollywood: la definición de las imágenes es muy clara y ciertas tomas de pronto hacen que la habitación luzca más grande de lo que en realidad es. Lo mejor del director es la manera en que logra atrapar al espectador en su juego de tensión, por momentos la acción se va acrecentando, luego disminuye, para dar un tirón de adrenalina más y seguir tensionado y volverse acuciante hasta llegar al final, con una escena no apta para cardíacos mediante. La resolución, si bien es muy clara, puede decepcionar; lo que sí, no es una resolución descerebrada a lo The Forgotten con Julianne Moore o Knowing con Nicolas Cage, a pesar de meterse por momentos con toques de ciencia ficción, pero desde un enfoque muy minimalista.

Exam es un gran thriller, bien dosificado a lo largo de su metraje con giros interesantes e inteligentes, que tendrán al espectador firme hasta la resolución del conflicto. Así, se demuestra que con muy poco se puede hacer mucho.