El examen

Crítica de Jonathan Plaza - Función Agotada

El trauma de la hoja en blanco

El Examen, opera prima de Stuart Hazeldine, es una película del 2009 que por uno de esos avatares de la distribución llega a nuestras carteleras 5 años después.

La premisa es clara. Ocho personas encerradas en una habitación por 80 minutos, una prueba y una finalidad. El examen en cuestión será el obstáculo que los separe de una ansiada meta, el ganador se quedará con un importante puesto en una aún más importante corporación.

Siguiendo el vicio cinéfilo de la comparación podríamos decir que está cerca de El Metodo (2005). Sin embargo, el film de Marcelo Piñeyro decide reservarse la información sobre el puesto por el que luchan los competidores y sobre la empresa para la que van a desempeñarse. En El Examen, por su parte, esas dos aristas son los pilares de toda la diégesis. Por supuesto no puede compararse con El Cubo, en la obra de Natali los individuos están cautivos y la tensión está trasladada justamente al desconocimiento de los motivos. Si seguimos con el juego de similitudes y diferencias podemos llegar hasta El Ángel Exterminador, obra maestra de Buñuel, en donde ni los protagonistas ni el espectador saben (porque no importa) las razones por las cuales aquellas personas no podían salir de la habitación luego de la cena. Lo que une a todos estos films es que, por un lado, todas las victimas anhelan mejorar su posición social, pero ademássiguen como línea evolutiva (al ver el contexto en el que cada uno fue estrenado)la premisa “Burgueses encerrados en una habitación”. Cabe aclarar que utilizo la palabra burguesía en referencia a aquella primera de Buñuel y entiendo que el lector va a comprender las actualizaciones del término según la época de cada obra. Será motivo de análisis entender las razones por las cuales las clases altas de los diversos tipos de capitalismo son siempre las víctimas de estos laberintos virtuales.

La inversión del tópico de la ciudad sitiada, que en cine alcanza su máxima expresión en el cine de John Carpenter, da como resultado los relatos de laberintos virtuales en los cuáles los grupos pertenecientes a las clases altas parecen ser las victimas favoritas. El Examen se gana un cómodo lugar como ejemplo de esta tipología.

La inversión del tópico de la ciudad sitiada da como resultado los relatos de laberintos virtuales.
Esta estructura es sólida en la opera prima de Hazeldine por la información que se entrega al espectador sobre el afuera. Con sólo algunas líneas de diálogo se boceta un exterior post apocalíptico, una pandemia y una supuesta cura que está en manos de una mega empresa farmacéutica. El fin de la entrevista laboral es justamente conseguir un puesto en esta corporación lo cual justifica cualquier acto extremo de selección de personal ya que lo que está en juegopara algunos de los postulantes es, en última instancia, su propia vida y la de sus seres queridos. De esta manera asistimos a la lucha entre personas que comparten el mismo objetivo individual pero que son motivados por diversas razones.

El Examen comienza con una premisa simple. ¿Qué hace el habitante del mundo positivista, criado en el pensamiento vertical, acostumbrado a las órdenes concretas y a las respuestas inmediatas, cuando se le pone delante una hoja en blanco en la cual debe contestar un interrogante nunca planteado? La respuesta son 100 minutos de una trama que no decae y a la que vale la pena darle una oportunidad.