El enemigo interior

Crítica de Pablo E. Arahuete - CineFreaks

Las dos caras del conflicto

El enemigo interior podría significar entre otras cosas la implícita confrontación con los fantasmas puertas adentro de la sociedad Israelí a partir del micro universo de una familia de clase media, constituida por el padre, David, su esposa Rina, su hija Yifat, y el menor Omri. David acaba de retirarse del ejército en una despedida que no repara en algarabía y música pegadiza, Rina es profesora de literatura y diserta ocasionalmente con colegas sobre temas relacionados a su profesión, mientras que los jóvenes de la familia expresan las diferencias generacionales frente a sus padres por sus actitudes ante la vida. A Omri nada le interesa demasiado, pero a Yifat la impulsa una actitud rebelde devenida activismo político pro árabe, con visos a romper prejuicios acerca de los vecinos territoriales y generar en su padre una preocupación extra al enterarse que frecuenta una relación con un muchacho del otro lado de la colina.

La tercera película de Eran Kolirin (La visita de la banda) trabaja sobre los estereotipos que para la mirada Israelí arrastra la paranoia sobre el terrorismo, a veces justificada y muchas otras injustificada, idea que encuentra su mayor referencia en la figura de David, algo así como la mano de obra desocupada militar, quien ahora debe reacomodarse en un contexto de cambios políticos. El opuesto de ese ideario -llamémosle nacionalismo- es su hija Yifat, mientras que Rina representa una posición moderada -la intelectual- ante los extremos políticos.

Ahora bien, si esto se toma literalmente estaríamos asociando una forma un tanto torpe o chapucera de manejar metáforas, alegorías, para hablar del trillado conflicto de Medio Oriente y parece que su director atiende este problema con alguna que otra trivialización, que si bien no terminan por opacar la idea central de poner en juego distintas miradas sobre los árabes y su inserción en la idiosincrasia de esta familia de judíos de clase media tampoco existe una intención superadora o reflexión profunda ante la gravedad del conflicto primario, episodio que moviliza las acciones de los personajes en la trama y que involucra a David con la muerte de un extraño del otro lado de la colina.

Por motivos lógicos, es innecesario revelar aquí de qué se trata, simplemente diremos que atraviesa la intolerancia, el prejuicio y la impunidad cuando queda manifiesto que la balanza no se inclina hacia el lugar del débil, más allá de lo permitido por la circunstancias.

Las subtramas que se desarrollan para que ese conflicto raíz no contamine el tono del film también se entrelazan con la misma premisa del comienzo y con una lectura alegórica detrás, para no caer en la literalidad cuando no se busca sentar una posición unívoca.