El encuentro de Guayaquil

Crítica de Gustavo Castagna - Subjetiva

A SOLAS

La Historia argentina y latinoamericana vuelve a revisitarse a través del encuentro en Guayaquil entre San Martín (Echarri) y Bolívar (Anderson Ballesteros), en julio de 1822, según el texto teatral de Pacho O’ Donell. Género, vertiente temática o apuesta riesgosa, la gran Historia pocas veces se concilió con el buen cine; en ese sentido, solo basta reparar en los retratos sobre la vida de San Martín: un film clásico bastante disparatado de fines de los 30 (Nuestra tierra de paz); el paroxismo escolar de El Santo de la espada de Torre Nilsson, digitada por las imposiciones de un onganiato a punto de capitular junto a “las recomendaciones” de aquel Instituto Sanmartiniano; la versión íntima y vomitiva (debido a los vómitos del personaje) de El General y la fiebre de Jorge Coscia y, más cerca en el tiempo, Revolución, el cruce de Los Andes, con Rodrigo de la Serna interpretando al Libertador.

La apuesta del director Nicolás Capelli repasa de manera acumulativa hechos anteriores al encuentro de San Martín y Bolívar con la intención de comprender de la mejor forma el encuentro de Guayaquil. En algún punto, semejante estructura capitular favorece al discurso narrativo, encorsetado entre fechas, batallas, discursos, envidias y odios entre personajes junto al impensado protagonismo que cobran las mujeres dentro del relato. Lejos de las postales edulcoradas de films de décadas pasadas, los personajes centrales son exhibidos en momentos íntimos y en más de una oportunidad aceptan los consejos de sus mujeres o de sus parejas ocasionales.

Sin embargo, el didactismo, la frase contundente, el subrayado que exclama y reemplaza a la incertidumbre de ambos próceres termina ganando la partida. La cámara, por su parte, se esfuerza por evadirse de su origen teatral y de la parafernalia de palabras que invade no solo a los personajes centrales sino también a los secundarios. De esta manera, desfilan amigos y enemigos de los próceres, complots que diseminan el odio (en especial hacia la figura de San Martín) y otras características temáticas y formales que gobiernan a esta clase de historias. Algunos momentos menos locuaces y de fuerte intensidad dramática, en especial cerca del final, rescatan a la película de un naufragio definitivo. Pero son escasos, casi mínimos, para una película más próxima a parecerse a un culebrón histórico con sus correspondientes apuntes contextuales junto a un par de desnudos de mujeres que equilibran la enorme cantidad de uniformados destinados a salvar al continente.

EL ENCUENTRO DE GUAYAQUIL
Dirección: Nicolás Capelli.Argentina/Colombia, 2016.
Intérpretes: Pablo Echarri, Anderson Ballesteros, Naiara Awada, Arturo Bonin, Luciano Castro, Eva de Dominici, Juan Palomino, Rubén Stella y Emme. Guión: Nicolás Capelli y Álvaro Arostegui, sobre una obra original de Pacho O’ Donnell. Fotografía: Sebastián Pereyra. Música: Camilo Sanabria. Edición: Andrés Azcarate. Sonido: Gaspar Scheuer. Duración: 102 minutos.