El encanto del erizo

Crítica de María A. Melchiori - Cine & Medios

Saliendo de la pecera

En el mundo de Paloma Josse (Garance Le Guillermic), los días son rutinarios y grises y las personas que la rodean, peces en una pecera. Destinada a repetir una y otra vez la chatura de una vida que siente pre-escrita, decide realizar su "ascenso al Everest": una película que englobe los últimos días de su vida, ya que ha decidido suicidarse el día de su cumpleaños número doce. Sí: Paloma es una niña, pero una niña brillante que se siente permanentemente fuera de estructura. Sin embargo, está a punto de conocer a dos personas que pueden cambiar esta visión del mundo, entregándole una perspectiva diferente con la que encarar su vida.
La portera del edificio de Paloma es una mujer madura, severa y estoica llamada Reneé Michel (Josiane Balasko), que detrás de una fachada de desinterés y abandono personal oculta a una ávida lectora y entusiasta del cine oriental. Ha vivido durante tres décadas en este edificio sin que los vecinos sospechen siquiera del doble fondo de su existencia. Aún así, en una mínima bajada de guardia, el nuevo inquilino (Togo Igawa) le da a entender que ha descubierto su secreto.
La tríada de personajes centrales es sencilla y eficaz. Por un lado, la niña-genio incomprendida y automarginada, que muestra una cara al mundo . Por el otro, la portera que oculta sus inquietudes culturales y literarias tras una fachada de clichés clasistas. Y en el centro, el flamante vecino del edificio: un exótico millonario oriental, Kakuro Ozu (su apellido remite al mítico realizador de cine), que fungirá como catalizador vehiculizando el encuentro entre estos dos diamantes en bruto. La potencialidad de las relaciones humanas en clave de fábula urbana son el punto fuerte de esta historia, pero cuando la acción abandona a los personajes, la trama se revela superficial e insuficiente.
Si bien la novela de Muriel Barbery está mucho mejor estructurada a los fines del interés narrativo y las progresiones de los personajes no son tan violentas como puede suceder cuando el formato limita, la adaptación de Mona Achache tiene sus momentos luminosos a tono con el libro. Esto hace que los baches puedan sortearse con bastante éxito a fin de quedarse con un buen producto.