El día que cambió la historia

Crítica de Pablo Raimondi - Clarín

Con la carne al hombro

La ciudad de Berisso como núcleo movilizador del 17 de octubre.

Filmada en Berisso, entre 2005 y 2009, El día que cambió la historia se mete didácticamente en esa ciudad forjada a la sombra de la fiebre amarilla que diezmó a la población de Buenos Aires allá por 1871.
En la primera mitad del filme las apariciones de los historiadores (Osvaldo Bayer, Norberto Galasso, Sergio Pujol y Roberto Tarditti) orientan y ponen en contexto al espectador que viajará por el destino de los mataderos suburbanos, obligados al exilio por ser acusados de generar la plaga por la falta de higiene. Así, uno de sus dueños, Juan Berisso viajó a la costa de la Ensenada para emplazar su industria. Esa zona se desarrollaría como un imponente espacio portuario y dos frigoríficos motorizarían la industria nacional.
De la mano de un minucioso trabajo de archivo (digitalización de diarios y fotos de época), el relato se encolumna en la narración arrabalera del personaje de Lito Cruz, que atraviesa épocas, muere (y revive) y entabla coloridas y costumbristas charlas con el obrero Celestino Morales, encarnado por Rubén Stella, un obrero del frigorífico que muta del conformismo capitalista a la lucha sindical.
El documental fluye en la construcción de un modelo de luchas, triunfos (y derrotas) sindicales que desembocaron en la figura de Perón, de incipiente coronel a héroe de la clase obrera.
La entrevista grabada con Cipriano Reyes, líder gremial formado en el anarquismo, es una de las perlas del filme. Algunas partes de la entrevista están subtituladas, otras no. Raro.
La última línea testimonial, la más cruda, emotiva y sincera (aunque algo desprolija en cuanto a sonido, claridad en los dichos e iluminación) fueron la de los protagonistas del 17 de octubre de 1945 que marcharon desde los frigoríficos de Berisso a clamar por la libertad de Perón. El resto, es historia conocida.