El desierto

Crítica de Santiago García - Tiempo Argentino

Muertos vivos argentinos

Ya no es necesario seguir festejando el cine de género en Argentina como si de un milagro se tratara. El cine de género ya es parte del cine nacional. Es cierto que la pequeña tradición de cine de terror argentino no llega a darle al género una identidad propia. Cada año siguen apareciendo films de terror, pero ninguno logra vencer la barrera de un cine minoritario. No hay grandes éxitos en el cine de terror argentino, incluso ahora que se ha vuelto una moneda algo más corriente de lo que supo ser en las décadas anteriores.
El desierto presenta un escenario apocalíptico, donde la ciudad parece estar completamente ocupada por muertos vivientes, los únicos que recorren las calles devastadas.
Tres jóvenes –una mujer, dos hombres– se refugian en una casa búnker donde repelen a los posibles atacantes y evitan convertirse en sus víctimas. El clima opresivo, inevitablemente claustrofóbico es la gran herramienta de esta película, pero la opresión no consigue generar la tensión suficiente para mantener el interés a lo largo de la trama. Los actores están bien y hay varios hallazgos a lo largo del relato. Pero las metáforas que El desierto podría desarrollar o la mirada sobre el mundo que podría tener, no llegan a tomar forma definitiva en ningún momento. Es bueno ver films cercanos a John Carpenter o George A. Romero, pero para ser justos, todavía le falta ese extra a estos films nacionales para alcanzar el estatus de gran cine. Más tarde o más temprano, ese film esperado llegará.