El desconocido del lago

Crítica de Gustavo Castagna - Tiempo Argentino

Amistad, sexo y un crimen

Lo nuevo de Alain Guiraudie, premiado como mejor director en el último festival de Cannes.

Playa, lago y bosque. Autos que llegan a la zona privada de mujeres. Los visitantes, los más jóvenes, y también los veteranos, disfrutan desnudos del lugar paradisíaco. Algunos en pareja, otros a la búsqueda del placer inmediato. Sólo es cuestión de mirar, acercarse y más tarde ir juntos al bosque, lejos de la mirada del resto, aunque por la zona anda un voyeur que se masturba mirando los besos de una pareja, una penetración o una eyaculación que la cámara registra al detalle.
Allí llega Franck y conoce a Michel. Ambos se atraen de inmediato y tendrán sexo más de una vez en el espacio verde. Pero en esa geografía a pura exposición homoerótica también está Henri, un tipo con más años encima que Franck y Michel, un solitario que mira el lago y de en vez cuando hacia los costados; en realidad, un tipo con el que se puede establecer una conversación sin tener sexo en lo inmediato. O, por lo menos, eso da entender más de una vez charlando con el joven Franck.
Premiada en el último festival de Cannes, El desconocido del lago narra sin prisa la atracción de los cuerpos, la amistad en un lugar de descanso, también de búsqueda de sexo, valiéndose de pocos elementos, ya que la historia transcurre en ese espacio único.
Alain Guiraudie, en ese sentido, provoca con las escenas sexuales filmadas de manera minuciosa, pero esto no resulta lo más importante de la trama, ya que subyace una construcción dramática que poco a poco se dirige a un suspenso que modificará los comportamientos y los encuentros ocasionales de las parejas.
Justo en la mitad del film se producirá un crimen o, en todo caso, saber quién mató a un joven ahogado en el lago. Allí la película deja lugar a otro personaje particular: un inspector de policía que con tres espontáneas apariciones modifica el punto de vista de la historia.
Todos los que habitan el lugar pasan a ser sospechosos y los interrogatorios a la luz del día y en la misma playa provocan un giro no convencional en el relato. En esas escenas tensionantes, prontamente salpicadas de sangre, El desconocido del lago se convierte en un logrado ejemplo de "whodunit" en versión homo. Y sin vergüenza de ninguna clase.