El depredador

Crítica de Catalina Dlugi - El portal de Catalina

Hace nada menos que 31 años que la primera de “Predator” se transformaba en un éxito con un Arnold Schwarzenegger que se peleaba con un monstruo invisible que aparecía muy poco y solo sobre  el final del film, cuando había masacrado a todo un escuadrón. Después vinieron unas cuantas secuelas, hasta este film que retoma el personaje y lo transforma. Aquí todo es distinto, no aparece un depredador sino varios, los hay malísimos y otros buenos que quieren ayudar a los humanos, y por si fuera poco, llegan con perritos temibles. Pero ahí no termina la cuestión, para combatirnos un francotirador del ejército que trabaja de mercenario se reunirá con un grupito de ex soldados presos y supuestamente locos. Es una verdadera acumulación de acción, que no tiene nada de terrorífico y que se transforma en una guerra entre estos alienígenas con rastras, cara con uñas y armaduras con armas de alta tecnología. Además hay un niñito con características autistas, que es un genio y que ellos- no todos los alienígenas- quieren destruir. Para el final como se debe queda una puerta abierta para que vengas más secuelas. El director Shane Black se propuso una acción frenética que no seduce ni innova, va a los bifes a tal punto que lo suyo parece previsible y de factura televisiva, aunque entretiene sin desmayos. Tiene un elenco atractivo, al niño Jacob Tremblay (“La habitación”)  Boyd Holbrook (“Narcos”), Trevante  Rhodes (“Monnlight”), Keegan-Michael Key, Olivia Munn y siguen los nombres conocidos. Solo para los fanáticos de la acción sin respiro sin mucha inspiración.