El demonio quiere a tu hijo

Crítica de Melody San Luis - Fancinema

LA MUJER EN CUESTIÓN

Algunos críticos mencionan que muchos de los relatos literarios, que dan comienzo a las bases de lo que hoy consideramos el terror, tienen de trasfondo una mirada crítica a las atrocidades sociales de la época. El maltrato hacia la mujer aparece como el grito de ese castillo enorme en el que rechinan las puertas. Es así como desde la ficción se ha logrado inmiscuirse en lo privado para hacerlo público. ¿Y por qué esta inducción para esta película de apariencia liviana y llena de clichés? Justamente porque detrás del terror que propone encontramos una mirada pensativa sobre el rol de la mujer.

El demonio quiere a tu hijo nos acerca a una pareja que está a punto de tener dos hijos, pero que en el parto sólo sobrevive uno. Y hasta ese momento podemos hablar de pareja, porque luego, el enfoque se traslada a la madre, el hijo y la casa. Y si bien el lugar donde viven no es el causante de ningún problema sobrenatural, sí se presenta como un lugar nuevo, bastante grande y desconocido, datos que bien podrían relacionarse con la maternidad de una primeriza.

La casa es un factor esencial en esa triada porque la protagonista, dada su condición, casi no tiene contacto con el exterior mientras está al cuidado de su bebé. El encierro físico está también bastante vinculado con el desorden mental que sufre la protagonista. El hecho de tener que quedarse en la casa al cuidado de su hijo, sin casi ninguna ayuda de su pareja, la somete a una rutina de estrés y de poco descanso.

Aparece entonces una mirada del post parto, al que se le suma la muerte de un hijo, en la que el foco está puesto en la mujer, pero que ofrece una interesante mirada hacia el resto de las personas que les rodean. El vínculo madre-padre es uno de los más trabajados, en muchas de las ocasiones el rol del segundo se construye por la ausencia. En otros momentos la figura del padre se construye como un espectador de lo que sucede en su propia casa. Una de las escenas que funciona muy bien es en la que aparecen en la cocina, él entra y la encuentra a ella cocinando con el bebé en brazos, vestida muy prolija con un vestido amarillo, muy bien peinada y maquillada, todo con un estilo muy parecido al manual de la buena esposa de los años ‘50. Esta escena toma relevancia por el contraste que hace su figura, en ese momento, con la forma de vestir de la mujer que vemos en todo el film.

Otra de las escenas, que es bastante llamativa y simbólica en cuanto a la relación de la mujer y su entorno, es en la que ella está por cometer un acto atroz y es observada por la ventana por una gran cantidad de gente. La tensión que se genera en este momento, no sólo presenta una imagen memorable sino que permite observar literalmente cómo la mujer es observada. Y este momento, en el que todos la miran, es quizás la situación cúlmine que podemos ver de un film que todo el tiempo nos está mostrando cómo la protagonista es señalada y juzgada por sus tareas.

Es posible encontrar un diálogo con otras películas del género. Podemos observar cómo funcionan las cámaras en la casa al estilo Actividad paranormal. Pero también hay algunos guiños a La noche del demonio cuando la protagonista decide ver las grabaciones y esta especie de demonio, que fue captado por la cámara, se da vuelta para mirarla. Estos son sólo algunos de los ejemplos que podemos nombrar, también vemos escenas que siempre se repiten como la búsqueda de una victimaria anterior y las poses o gesticulaciones que realizan por el padecimiento que llevan consigo como carga. Todo esto está, pero aquí toma importancia cómo funciona en relación al estado de confusión que padece la madre. Esto da lugar a un gran juego entre una explicación con herramientas de nuestra realidad, la locura y otra apoyada en la fantasía, lo demoníaco. Pero lamentablemente, la resolución a este binomio y el final que proponen no está a la altura del planteo estructural.

Por último, es interesante resaltar la actuación de Christie Burke. Su personaje logra una “metamorfosis”. Muestra la perturbación y deterioro que padece.