El décimo infierno

Crítica de Ezequiel Boetti - Otros Cines

Opera prima del escritor Mempo Giardinelli, codirector aquí con el colombiano Juan Pablo Méndez, El décimo infierno se ambienta en la frontera chaco-correntina, geografía predilecta del autor de Luna caliente, aquí creador del libro en el que se basa el film. Muy cerca de allí vive Alfredo (Patricio Contreras), amigo y socio de Antonio, y amante de su esposa Griselda (Aymará Rovera). La fantasía de matar al marido engañado es recurrente en la pareja.

Hasta que un día deciden hacerlo, marcando el punto de partida de una road movie desenfrenada, thriller setentoso con espíritu clase B, en el que los protagonistas recorren en auto las rutas de gran parte del noroeste argentino, al tiempo inician un tour-de-force físico y emocional, con un Patricio Contreras absolutamente desatado. El problema es que el proyecto estaba concebido originalmente como telefilm, y eso se nota en la pereza visual, la abundancia de primeros planos obvios (¡el fuego!) y un montaje innecesariamente veloz.