El corte

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

Gestada como una tesis de alumnos en la carrera de Imagen y Sonido, "El corte" es un fresco social que impacta por su realismo y su sensibilidad a la hora de exponer problemáticas sin disfrazarlas. En el año 2014, un apagón prolongado dejó a oscuras, y en buena parte aislado, al municipio de Quilmes. Sus vecinos se vieron sumidos en una desesperación tal que recurrieron a todo tipo de recursos para subsistir.
De esa experiencia surge, "El corte", un largometraje que surgió como tesis de 14 alumnos de la UBA en la carrera de Imagen y Sonido.
Felizmente, ese trabajo pudo lograr su estreno en pantalla grande. Dirigida por Agustina Gonzalez Bonorino y Regina Braunstein, este origen no es algo intrascendente en la valoración de "El corte".La mirada de un grupo de jóvenes sobre el comportamiento humano es lo que más impacta en este film abocado a lo social. Las crisis sociales trastocan inmediatamente la representación cultural.
"El corte" indefectiblemente hace recordar a una camada de films que se produjeron a principios de este sigo en nuestro país. Películas que reflejaban el quiebre económico y la anomia general de una población que se la rebuscaba para vivir cuando se agotan los recursos. Si bien el contexto de El corte es particular, puede ampliarse su espectro hacia otros horizontes.
Una historia coral. Julia (Paloma Contreras Manso) realiza changas, está pintando y limpiando una casa deshabitada a encargo de su dueña que no aparece.
Su hermano Ruben (Nicolás Goldschmidt) no tiene trabajo y es parte de una juventud que perdió el rumbo y sólo tiene como base el juntarse con los amigos del barrio. Matías (Nicolás Mateo) regresó a la casa de su madre (Roxana Berco) a la que un perro mordió la pierna, y observa con mirada ajena el devenir del barrio de su infancia.
Franco (Mateo Pona Silos) aporta la mirada de la inocencia, es un niño, en preparación a tomar la comunión, que recorre la degradación de sus vecinos, y también la de su propio padre violento (Aldo Onofri).
Estas tres o cuatro historias (la de Julia y Rubén pueden considerarse juntas o separadas) se entrelazan esporádicamente, como la vida de cualquier vecino, en una rutina diaria que transcurre a lo largo de los 30 días que pasarán mientras continúa el apagón de electricidad y la consiguiente precariedad de otros servicios. Julia pareciera ser quien lleva adelante buena parte del relato.
Su desesperación es cada vez mayor, y veremos a su paso como, a medida que la crisis del barrio se acrecienta, su situación personal es cada vez más apremiante. De escasos 66 minutos, "El Corte" expone una realidad, no desarrolla grandes historias, su claridad estará en ubicar a sus personajes en un contexto desesperante, y expresar como las crisis externas repercuten en lo interno, como una suerte de muñecas mamushkas inversas.
Bonorino y Braunstein optan por una mayoría de exteriores, sus personajes recorren el barrio, y serán sus miradas las que revelen el clima social, entre protestas y degradaciones. Paulatinamente, se desarrolla una tensión creciente que podemos palpar, estallará de modo abrupto en el momento menos pensado.
Si bien "El corte" no es un film de suspenso, sus directoras manejan mediante el montaje y la fotografía un clima similar que se transmitirá en la atención del espectador por saber qué sucederá.
Paloma Contreras Manso y Nicolás Goldschmidt logran una interpretaciones magistrales. Ambos nos tienen acostumbrados a trabajos actorales sobresalientes, y en "El corte" hallan personajes con capas a sus medidas. Cada palabra que sale de sus bocas, cada gesto, muestra verdad. El resto del elenco, en el que encontraremos también a Esteban Meloni como secundario, acompaña de manera acorde.
"El corte" es una propuesta pequeña pero con el espíritu de una fiera, de rigor formal correcto, y con una sinceridad que se refleja en cada detalle. Logra transmitir un sensación de dura realidad, aquella que golpea, y nos convoca a actuar, antes de que sea demasiado tarde.