El corral

Crítica de Melody San Luis - Fancinema

EL CORRAL DEL QUE NO ESCAPAMOS

Es posible vincular a El corral con temáticas como el bullying, pero es otro el aspecto que nos interesa resaltar: el maltrato entre los adolescentes forma parte de ese “corral”. Si bien este concepto puede ser emparentado con las ideas desmedidas de un joven también está haciendo referencia al orden establecido. Por esta razón, es posible pensar que el film apela a filosofar desde un hecho particular.

Esteban es un chico que tiene todas las características estereotipadas del excluido de la escuela. Ante esto sufre de la exclusión y el agravio de sus pares. La aparición de un nuevo compañero, Gastón, le da la esperanza de poder tener un amigo y vengar el malestar que le han hecho pasar hasta el momento. Pero los planes conspirativos de un momento a otro dejan de ser ideas inocentes de dos adolescentes para tomar un sentido macabro. La figura del chico nuevo toma así un tinte de lunático.

“Muerte al corral” invoca Gastón. Esta idea parece hacer referencia a dar por terminadas las prácticas de reproducción de mecanismos heredados en el ámbito escolar. Sin embargo, aparecen varias concepciones de corral. Una de ellas es la nombrada. Otra de las interpretaciones es el propio corral que Gastón le va construyendo a Esteban. Y, por último, el tercer corral es aquel que los integra a todos, incluso a Federico y a Gastón. Por muy lejos que quieran situarse estos adolescentes forman parte de mecanismos ya establecidos, aun sin darse cuenta. Esto es posible verlo en las conversaciones que establecen.

El guión y las actuaciones contribuyen a dejar expuesto el corral en el que se encuentran todos. Desde los diálogos se puede observar cómo se apela a discursos repetidos y conservados por generaciones. Es posible predecir qué dirán los personajes o hacerse una idea. Se utiliza como recurso hacer visibles los clichés sociales e inclusive fílmicos. Esto da lugar a observar cómo repetimos hasta al hartazgo frases y no sólo las naturalizamos, sino que creemos que realmente son propias. El discurso de los medios de comunicación también está presente, mostrando cómo, vergonzosamente, lejos de fomentar la discusión caen en la repetición de guiones.

Las actuaciones refuerzan la repetición de frases hechas. Las miradas forzadas, las caras sobreactuadas y los movimientos exagerados dan lugar a interpretar cómo las personas terminan actuando como robots. Y aunque los adolescentes creen poder escapar, no logran ver que también repiten algunas prácticas habituales.

La idea que plantea Sebastián Caulier es interesante. Sin embargo, la película no es del todo atractiva. Se puede interpretar, como dijimos antes, que las actuaciones sean hiperbólicas para mostrar cómo funcionan las personas dentro del corral. Pero esta razón no logra sacar la sensación de situaciones forzadas y actores poco aceitados.