El clan

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

PABLO TRAPERO CREA CLIMAS ESTREMECEDORES AL CENTRARSE EN LOS VÍNCULOS FAMILIARES DE LOS PUCCIO EN "EL CLAN"
Francella, formidable patriarca del mal

Lo primero que hay que decir sobre "El clan" es que nadie que vea por primera vez a Guillermo Francella creería que el protagonista pudiera haber tenido antes una carrera como comediante. Es que el papel del secuestrador y padre de familia Arquímedes Puccio está tan bien actuado por Francella, que realmente consigue provocar una sensación tan aberrante como los crímenes llevados a cabo por el personaje.

Sin dudas, Francella es un gran actor dramático y el personaje que compone en "El clan" es un gran villano, no sólo por sus actividades horribles de secuestrar gente de dinero y luego matarla a pesar de haber recibido el rescate, sino por el detalle sin precedentes de hacer que toda su familia participe de estos crímenes, lo que lo convierte en una especie de patriarca del mal.

El director Pablo Trapero se preocupa especialmente por ubicar al espectador en la época en la que transcurren los hechos a través de un largo prólogo en el que se ve tanto a Alfonsín en material de archivo pronunciándose contra los crímenes de la dictadura como a Galtieri anunciando la derrota en las Malvinas. No queda claro del todo cuál era la actividad previa de Puccio pero sí que forma parte de lo que por entonces se denominaba "la mano de obra desocupada" y que contaba con algún tipo de protección o sensación de impunidad por un cierto "comodoro" que aparece intermitentemente a lo largo del film. Este vínculo con el antiguo poder ahora en caída queda más claro en una escena que aporta una mirada más amplia sobre el Caso Puccio, la visita de Arquímedes a Aníbal Gordon en la cárcel (el asesino está interpretado por un excelente Fernando Miró).

Obviamente, dado que se basa en hechos reales y muy difundidos a través de las décadas, éste es el tipo de film en el que el espectador podría sentir que ya sabe todo lo que va a pasar. En parte puede ser así, pero Trapero se enfoca en la relación de Arquímedes con su familia, es decir sus cómplices, y en este sentido desarrolla un terrible clima que aprovecha especialmente en todo lo que tiene que ver con uno de sus hijos, Alejandro, el que cae más bajo al ayudar a secuestrar a sus propios amigos y compañeros del equipo de rugby Los Pumas (la actuación de Peter Lanzani también es uno de los puntos fuertes del film).

Tal vez porque la historia se conoce, el director no se propone describir el accionar de la Policía que finalmente puso fuera de combate al clan. Y tal vez por eso, y sobre todo en su primera mitad, el film tiene pulso más de drama que de policial, con el suspenso tensándose a medida que se avanza hacia el desenlace, cuando los planes de los Puccio no salen tal cual se los había diseñado.

Muchas veces el director atenúa el suspenso al utilizar distintos temas musicales a manera de clips, por ejemplo un clásico de The Kinks, "Sunny Afternoon" cuya letra tiene que ver con las familias de clase alta venidas a menos. Esto se repite otras veces en escenas clave que podrían haber resultado más fuertes con otra estrategia narrativa. Otro detalle que llama la atención en un film que aborda un tema real tan crudo es que haya hecho todo lo posible por aligerar el impacto visual de las cosas infernales que se desprenden de la historia, empezando por el hecho de que la cámara casi no entre a los escondites donde están prisioneros de forma subhumana las víctimas del clan.

En todo caso, ésta es una película ya de por sí bastante fuerte y, especialmente para el final, Trapero se guarda algunos de los momentos temibles, con una escena que merece destacarse en una antología del cine policial argentino.