El cisne negro

Crítica de Mariano Torres - ZonaFreak

Perfeccionista como la protagonista de su última película, Darren Aronofsky parece obsesionado con las historias de gente dispuesta a dejar todo por alcanzar una meta, por más que ello a veces traiga aparejado terror, flagelo y tragedia.

Así, su Randy (Mickey Rourke) de El Luchador era capaz de dejar su vida en el cuadrilátero, mientras que el Max de su opera prima, Pi, entregaba su cordura a la ciencia para indescifrar lo indescifrable, al tiempo que en otra realidad paralela, Marion (Jennifer Connelly, en Requiem para un Sueño), cedía su salud a las adicciones, mientras Tommy (Hugh Jackman) era capaz de dar lo que no tenía por comprender un poco más allá el sentido de la vida, la muerte y todo lo que va en el medio.
Tercos, orgullosos, obsesivos... así son los personajes del universo Aronofsky, y es por eso que no sorprende (algunos argumentarán, inclusive, que sucede todo lo contrario y eso quizás sea indicio de que el director deba renovarse) que su Nina (Natalie Portman) actual se adscriba a dicho grupo de notables.
El Cisne Negro representa para Nina el rol más complicado a interpretarse de "El Lago de los Cisnes", y a la vez, es carne también de sus más reprimidos deseos: mientras que su delicadeza e inocencia le aseguran el trono de Cisne Blanco, la oscuridad la seduce pero nunca llega del todo a contaminar la pureza de su némesis. Dicha confrontación de demonios/ángeles internos se ve acompañada de la presión ejercida por su tutor, Thomas (Vincent Cassel) y una nueva compañera de ballet dispuesta a apuñalar por la espalda en el momento menos esperado. Así, contra viento y marea, Nina se aferra a su obsesión adentrándose en un mundo jamás explorado: el de la ambición y grandeza, con naturales altibajos de orgullo y ego.
Conviene no revelar mucho más acerca de un film que, si bien no presenta demasiados giros argumentales (es, de hecho, súmamente lineal en su relato), encuentra en pequeños e inesperados hallazgos sus mejores momentos, uno de ellos perpetuado por la gran Wynona Ryder. El Cisne Negro no es, ciertamente, el mejor film del prolífico Aronofsky, pero sí una entrada más en una filmografía más que interesante, que vale la pena seguir de cerca. Quienes busquen un cambio de aire en la carrera del director, serán felices de saber que sus próximos proyectos incluyen la secuela de Wolverine, y una posible continuación de la saga de Batman (que, hasta ahora, Aronofsky elaboró aunque sea para la historieta).