El bosque de los perros

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Si hay heridas del pasado que no cierran ni cicatrizan, Mariela va a descubrirlo, si es que íntimamente no lo sabe.

Esta mujer regresa a su pueblo natal luego de ausentarse quince años por varios motivos. Uno es reencontrase con Gastón (Guillermo Pfening), un viejo amor, de la adolescencia. Pero en este pueblo de la Costa ha tenido otra relación, con Carlos, el hermano de Gastón (Marcelo Subiotto). Y las cosas, si cuando ella partió, no habían quedado claras, ni muchas cuestiones saldadas, parece que el tiempo tampoco hizo lo suficiente para resolverlas.

El bosque de los perros combina drama con violencia, un pasado tortuoso y cierto ritual que tiene que ver con la matanza de canes. A lo largo de la trama se cometerán abusos, se esconderán mentiras y habrá un clima de ambigüedad que el director Gonzalo Javier Zapico, en su debut como realizador de largometrajes, maneja mejor cuando se aproxima el desenlace.

Antes, va mechando con flashbacks (los personajes del triángulo son interpretados por los jóvenes Julieta Brito, Angelo Mutti Spinetta y Francisco Macia) que develan algunos misterios.

Zapico cuenta, claro, con su esposa en la vida real, Lorena Vega, como protagonista casi excluyente. La actriz, que tiene un presente teatral importante, significativo, le da a Mariela una personalidad incierta y equívoca, que refuerza y favorece al desenlace de la película.