El aprendiz de brujo

Crítica de Ricardo Ottone - Subjetiva

Al mago se le notan los trucos

En sus títulos de cierre, esta película declara de sí misma estar inspirada (“suggested” es la palabra que emplea, es decir “sugerida”) por el segmento homónimo de Fantasía, superclásico de Disney, que a su vez produce esta re-visita. Aquel segmento estaba protagonizado por el ratón Mickey e inspirado a su vez por un relato de Goethe, y funciona aquí más bien como una cita, reducida a una sola escena en la que se encuentra toda la anécdota e insertada dentro de una historia más amplia.

Pero si el fragmento del film de 1940 no es aquí más que un guiño que de reconocerse no va a cambiar la visión de la película, el verdadero referente – no declarado ni sugerido, pero bien identificado como blanco- es la saga de Harry Potter, ya cerrada en los libros y de próximo final en el cine. Un futuro lugar vacante al que se lanzaron también otros pretendientes como Percy Jackson y el ladrón del rayo o El aprendiz de vampiro (que aquí fue directo a dvd,) funcionando como Sagrado Grial o Santa Franquicia a alcanzar. El rey aún no ha muerto (aunque su muerte esté anunciada) y ya se están disputando su herencia. Sin embargo, hasta ahora, ninguno estuvo a la altura de ocupar el trono, y tampoco a esta El aprendiz de brujo le dio la cabeza para probarse la corona.

El tándem Tureltaub-Bruckheimer-Cage vuelve a seguir el Manual del Alumno Disney que ya había aplicado en La leyenda del tesoro perdido, para rodear la anécdota del fragmento citado de una historia a la que la palabra nueva le cabe apenas: Un (post) adolescente perdedor, de involuntario (y al principio no deseado) destino mesiánico, dotado de poderes mágicos y acompañado por un maestro que lo guía lo reta y lo protege hasta que alcance su verdadero potencial. El film se sostiene por momentos gracias a algunos personajes secundarios y algunos gags que son efectivos pero que están alternados entre un montón de escenas ñoñas de romanticismo naive (el target son niños y preadolescentes) y un montos de diálogos y sentencias sentimentales y solemnes enmarcados en una historia previsible.

Al principio hay una secuencia, a la manera de prólogo, que relata los sucesos previos para llegar al estado de situación actual, que se remontan a la lucha de Merlín y Morgana, a sus discípulos y rivales, y a las consecuencias de ese enfrentamiento a lo largo de los siglos. Contada a un ritmo apresurado y atolondrado, que quiere meter demasiada información en poco espacio, sugiere la pregunta de si no estaremos viendo el resumen de una película que no existe dentro de la secuela que vendría a ser El aprendiz… y que (lo intuimos al final) de haberse filmado podría haber sido más interesante que la que acabamos de ver. Imposible saberlo, porque de eso tenemos poco. Lo que sí tenemos es la aplicación de la pura formula donde se puede reconocer la marca Disney, así como se puede reconocer cada elemento, cada cliché y cada truco. Algo que para un mago es fatal…