El aprendiz de brujo

Crítica de Hugo Zapata - Cines Argentinos

La historia del aprendiz de brujo es un clásico emblemático de la obra de Walt Disney que trascendió con ese gran segmento de la película Fantasía protagonizado por el Ratón Mickey.
El viejo Walt creó esa secuencia inspirado en el poema de Paul Dukas, de fines del siglo 19 y la balada de Goethe de 1797.
Nicolas Cage siempre fue fan de esa historia y a él se le ocurrió la idea de hacer una película basada en este relato.
Al Rey del Pochoclo, Jerry Bruckheimer que no deja pasar una, le pareció interesante la propuesta y decidió desarrollarla a través de una fórmula con la que tuvo éxito en los últimos años.
Me refiero al buen equipo que integraron el director John Turtelaub y Cage, responsables de La Leyenda del Tesoro Perdido.
Desde todo punto de vista Bruckheimer ofrece una producción superior a lo que fue El Príncipe de Persia, muy especialmente en lo que se refiere al trabajo con los efectos especiales.
El director Turtelaub trabajó con más cautela la animación computada y no llenó la historia de secuencias artificiales que se ven truchas en la pantalla.
Acá todas las escenas digitales están muy cuidadas y las batallas entre los magos se ven espectaculares junto con la gárgola que cobra vida.
Es interesante que en este film el gran protagonista es un personaje que por lo general siempre obtiene un rol secundario en los filmes de Bruckheimer.
Me refiero al nerd que suele aparecer como el amigo del héroe.
Jay Baruchel, quien se había destacado en Tropic Thunder, hizo un muy buen trabajo con el rol del aprendiz y tuvo muy buena química con Cage que acá tiene un papel secundario, pero no por eso menos importante.
La película capturó muy bien la esencia de lo que solían ser las viejas películas familiares de Disney de los ´80 que combinaban a la perfección la fantasía con la aventura y generaban un buen entretenimiento. Otro caso reciente fue Encantada.
Al igual que La leyenda del Tesoro Perdido el director Turtelaub vuelve a demostrar su maestría para sacarle el jugo a las locaciones en la que trabaja.
Acá convierte a la ciudad de Nueva York en un personaje más de la historia que no pasa desapercibido y suma bastante en esta propuesta.
Por supuesto no falta el esperado homenaje al segmento de Fantasía que está muy bien logrado.
La verdad que es una película muy divertida que está bien llevada y cumple claramente con lo que se propone ofrecer, que no es más que pasar un buen momento en el cine con un buen cuento de fantasía.
Si se quedan a ver los créditos finales cuando terminan hay una escena extra con un guiñó loco al trabajo de Disney.